Publicado en la lista MEDFAM-APS el 25 de Noviembre de 2005.
Sin mucho para agregar a lo dicho aqui, tan solo la experiencia personal de haber acompañado a varios pacientes mios en este dificil camino. La mas de las veces mis pacientes ya sabian el destino que tenian, y se sentian abandonados por el resto de los medicos, muchos de los cuales simplemente le hacian las recetas a los familiares sin siquiera verlos. Iba a verlos a sus casas, a hablar con ellos, los hijos , sus familias. Algo que tambien se puede hacer en una gran ciudad como Buenos Aires, y ciertamente es mas facil en las ciudades mas chicas.
Siempre me encontre con el silencio de todos, mi paciente que no queria poner triste a su familia y no hablaba de ello, la familia que tambien evitaba hablar de ello para no poner triste a mi paciente, la familia que no hablaba entre si para no ponerse mas tristes, en definitiva, un final sentido de distintas maneras siempre dolorosas por cada uno de los miembros de la familia incluido el paciente, y la soledad de cada uno al no poder expresar estos sentimientos.
No fue mucho lo que hice, tan solo acompañarlos, ayudarlos a preparar las cosas que quizas habia que arreglar antes de la muerte, y en varias ocasiones el poder juntar a varios miembros de la familia para que pudieran expresar lo que sentian. No se si eso ayudó o no, al menos sin ningun cuestionario para mensurar esto, senti que habia logrado que la muerte no fuera tan sola, y que el dolor compartido se hacia mas llevadero.
Pocas veces logre que murieran en la misma cama donde yacian, quizas porque nadie quiere asociar ese lugar a la muerte a ese lugar luego, o quizas porque es mas soportable para la gente y para los medicos cuando esto se medicaliza, y mueren rodeados de tubos en terapia intensiva o en una habitacion de un hospital.
Alguna vez lei que algun pais Nordico gastaba el 80% de su presupuesto en salud en las ultimas 48 horas de vida de una persona. La necesidad de hacer algo, aunque sepamos que sea inevitable.
Nuestra sociedad no soporta la muerte, quizas porque tampoco ha podido definir siquiera lo que es la vida. Y se conforma con ver a la muerte como su opuesto. Otras sociedades, otras culturas, transitan este camino como una parte mas de la existencia. Gracias, nuevamente, Juan por este texto, que me enviaste por si me interesaba. Y comente mi experiencia personal, en el blog, Mi experiencia profesional es otra, y la soledad de cada miembro de la familia es algo que no solemos abordar, y puedo afirmar que cada vez que pude juntarlos no fue gratuito para mi, tambien senti mucho dolor y mucha ambivalencia. Pero somos seres mortales, inevitablemente mortales, y nuestra unica forma de trascender a ella es el recuerdo. Pero la muerte sabe bien que el olvido tambien es inevitable la mas de las veces, al menos tratemos que si esa muerte y ese olvido son inevitables, que no le sea tan facil, y que siempre sea injusto. Para asi recordar a los nuestros y a nuestros pacientes, y quizas ellos a nosotros si nos trascienden, con una sonrisa. En Buenos Aires, un domingo mas triste que otros de la primavera austral del 2007. RR.
Cuando no puedo ayudar más al que está por morir, me ocupo de los que quedan. Que dentro de su tristeza, no queden con dudas de que algo más se podría haber hecho, que no se queden pensando que ellos mismos hicieron algo mal (porque son cosas que les quedarán en la mente todos los días el resto de sus vidas, cuando sólo deberían quedar los recuerdos y ninguna duda) Y si veo venir a la muerte (y digo así porque a veces los médicos no la vemos venir) voy avisando a los que quedan, para que digan y hagan lo que debe ser, con el que va a morir, porque después ya no tendrán oportunidad. Y entonces, acompaño, que es lo último por hacer.
Gracias a JG y RR por haberme hecho sentir acompañada en esta forma de ver las cosas – LS
Gran reflexión,me interpretas completamente
José luis Contreras