Definición.
La Pubalgia, o entesopatía del pubis, es una entidad dolorosa en la sínfisis púbica
(pubis) de comienzo insidioso y que cursa con una larga evolución, con irradiaciones al
muslo, abdomen y periné.
Origen e incidencia
Se trata de una afección de tipo mecánica (micro-traumática) como consecuencia de
una sobre exigencia biomecánica de la zona.
Afecta a los deportistas y particularmente a los jugadores de fútbol, rugby, y tenis dada
la exigencia a las cuales son sometidas las estructuras tendinosas pélvicas en estas
disciplinas.
Patogenia.
La zona lumbo-pélvica representa una región biomecánica de trascendental
importancia para los gestos deportivos; siendo la pélvis específicamente un centro de
transmisión y convergencias de fuerzas mecánicas aplicadas a y desde los
movimientos del miembro superior y/o del miembro inferior.
Esto es, todas las acciones deportivas realizadas con el miembro superior
(lanzamientos, tracciones, empujes, etc.) o con el miembro inferior (shoteos, saltos,
carreras, cambios de dirección) son generadas desde la región pelviana.
A consecuencia de esto, y en lo que respecta al fútbol, la verdadera efectividad de
ejecución de cualquiera de los gestos deportivos anteriormente nombrados estará
determinada por la libertad de movimiento de la región lumbo-pélvica y de las
articulaciones coxo-femorales (cadera).
Es simple reconocer entonces, que cualquier falla mecánica de esta región o de las
estructuras que a ella convergen, provocará una sobre-exigencia del pubis
transformándose a corto o mediano plazo un una instancia dolorosa.
Se determinan entonces los siguientes factores de riesgo para la instalación de una
pubalgia:
9 Rigidez de la columna dorso-lumbar
9 Acortamientos musculares de la musculatura lumbar, los aductores,
isquiotibiales, psoas, piramidal, gemelos de manera individual o en forma
asociada.
9 Hipotonías musculares en tronco (abdominales, lumbares) o en miembro
inferior (Aductores y/o isquiotibiales)
9 Disbalances musculares de los pares biomecánicos como consecuencia de
hipotonías o acortamientos anteriormente nombrados.
9 Alteraciones estructurales del miembro inferior (dismetrías, pie plano, pie
cavo)
9 Déficits técnicos de los gestos deportivos.
9 Descoordinación
9 Fatiga.
9 Antecedentes de lesiones en la región del muslo o del abdomen.
Todas estas causas factibles y frecuentemente presentes en el futbolista (hasta en
mas de una posible combinación de causas) conducirán a la aparición de
sintomatología dolorosa en la región inguino-púbica causada por la sobre-exigencia a
la que el mismo se ve sometido en la practica deportiva. La ubicación del dolor puede ser sobre la región de aductores (pubalgia baja), en la
región abdominal (pubalgia alta), en ambas (pubalgia mixta) asignándoles la
lateralidad correspondiente del lado del dolor (izquierda o derecha) aunque en
ocasiones se puede presentar simétricamente (bilateral).
La instalación del dolor es habitualmente lenta y progresiva permitiendo esta
progresión actuar de manera rápida y efectiva ante la incidencia del cuadro.
La mayoría de las veces se minimizan o no se prestan la suficiente atención a signos y
síntomas que permitirían este temprano accionar. Toda pubalgia instalada trae
detrás de sí patología repetida de los aductores ya sean en forma de contracturas,
tendinopatías, distensiones o desgarros, y hasta inclusive de los isquiotibiales
(recordemos que su acortamiento es causa de alteración biomecánica de la pélvis).
La secuencia es sencilla. Una contractura no tratada correctamente minimiza con el
suficiente descanso, pero condena al deportista a una pronta repetición o
agravamiento del cuadro (como tendinopatía o lesión muscular). Esta relación no se
tiene presente (habitualmente se habla de mala suerte cuando el deportista sufre una
recaída) y una vez agravado el cuadro el camino es cada vez mas corto hasta la
instalación de la pubalgia.
Claro que aún ante las presencias de tendinopatías o lesiones musculares de los
aductores, si bien el tratamiento es mas largo que en las simples contracturas, el
pronostico es ampliamente favorable; siempre y cuando se trabaje a consciencia y de
manera correcta ya que no solo se estaría tratando esa afección (por ejemplo la
tendinitis del aductor) si no que paralelamente se deberá estar trabajando de manera
preventiva sobre el riesgo de instalación de una pubalgia.
Con esto no pretende alarmarse sino simplemente tomar consciencia. No estamos
diciendo que un desgarro de aductores me condena a tener una pubalgia; pero si que
me predispone, aún mas si no resuelvo correctamente ese desgarro.
Tratamiento.
Las opciones de solución son fácilmente alcanzables, fundamentalmente cuando el
mejor tratamiento es la prevención.
Si se tienen en cuenta los factores de riesgo, se puede hasta decir que una pubalgia
no debería aparecer en la práctica deportiva. Simplemente es necesario para que esto
suceda, trabajo responsable, consciencia y constancia.
Es fundamental para la prevención un buen trabajo de todas las partes. La calidad del
entrenamiento deportivo, de la atención médico-kinésica y el auto-cuidado por parte
del deportista conducen al éxito.
El tiempo de dedicación a mantener y mejorar la flexibilidad general, el mantenimiento
del tono muscular mediante el entrenamiento en gimnasio, el desarrollo de la calidad
técnica basada en un incremento coordinativo, la dedicación inmediata en manos de
profesionales de la salud como el Médico y el Kinesiólogo, y la consciencia del
deportista para no minimizar ningún tipo de dolor harán restar jerarquía a uno de los
mayores fantasmas del futbolista: la Pubalgia.
Autor: Lic. Sergio Gabriel de San Martín.
Kinesiología y Fisiatría – MP N° 261
Prof. Nac. De Educ. Física
Cátedras de Kinesiología Deportiva,
Fisioterapia I y II – UAI. Sede Rosario.
CRED SRL. Centro de Rehabilitaciones
Especiales y Deportivas.
Rosario