Conocer las arritmias en los primeros días después de un IAM predice el pronóstico real de los pacientes
Después del infarto agudo de miocardio no se puede conocer bien el pronóstico, puesto que aún existen limitaciones técnicas para monitorizar y analizar las arritmias, pero es de suma importancia detectar las alteraciones del ritmo cardiaco para poder predecir la evolución de los pacientes.
C. Simón Vázquez. Chicago
04/04/2008
Erik Bloch Thomsen, de la Universidad de Copenhague, ha explicado en la LVII Reunión Anual del Colegio Americano de Cardiología, que se ha celebrado en Chicago, que los registros de los ecocardiogramas de 24 horas convencionales permiten conocer las arritmas semanas después del IAM, pero los resultados están limitados para hallar el perfil real del ritmo cardiaco.
Por eso, el citado especialista ha coordinado el estudio Carisma, llevado a cabo en 1.393 pacientes con infarto agudo de miocardio con una fracción de eyección inferior al 40 por ciento. Al 22 por ciento de los sujetos se les implantó un dispositivo para registrar las arritmias a los 21 días del infarto agudo de miocardio.
Como se recogieron sin problemas los ritmos cardiacos anormales, a 24 pacientes, el 8 por ciento, se les trató o con un marcapasos o con un desfibrilador.
Bloch Thomsen ha querido dejar claro que el estudio es observacional, que se diseñó con ese fin, “lo que significa que los resultados no se pueden trasladar a la clínica”.
Prevención
Lo que sí se ha constatado es que la implantación del nuevo dispositivo para medir las arritmias establece con precisión las citadas alteraciones tras un infarto, por lo que agiliza la prescripción de tratamiento farmacológico o la implantación de un desfibrilador.
En el estudio se ha visto que durante los dos primeros años del seguimiento se pudieron tratar un amplio número de arritmias. De hecho, se registraron en 137 pacientes, de los que el 86 por ciento eran asintomático. También se observó que un tercio de los pacientes volvieron a desarrollar una fibrilación atrial, un quinto presentó braquiarritmias y un décimo taquiarritmias ventriculares.
Teniendo en cuenta todos estos datos, Bloch Thomsen ha asegurado que las arritmias son un importante predictor de mortalidad cardiovascular, pero si se detectan de forma precoz se pueden controlar con un desfibrilador o un marcapasos. Ha especificado que un alto grado de bloqueo atrioventricular es el predictor más destacado de mortalidad cardiaca.
Después del infarto agudo de miocardio no se puede conocer bien el pronóstico, puesto que aún existen limitaciones técnicas para monitorizar y analizar las arritmias, pero es de suma importancia detectar las alteraciones del ritmo cardiaco para poder predecir la evolución de los pacientes.
C. Simón Vázquez. Chicago
04/04/2008
Erik Bloch Thomsen, de la Universidad de Copenhague, ha explicado en la LVII Reunión Anual del Colegio Americano de Cardiología, que se ha celebrado en Chicago, que los registros de los ecocardiogramas de 24 horas convencionales permiten conocer las arritmas semanas después del IAM, pero los resultados están limitados para hallar el perfil real del ritmo cardiaco.
Por eso, el citado especialista ha coordinado el estudio Carisma, llevado a cabo en 1.393 pacientes con infarto agudo de miocardio con una fracción de eyección inferior al 40 por ciento. Al 22 por ciento de los sujetos se les implantó un dispositivo para registrar las arritmias a los 21 días del infarto agudo de miocardio.
Como se recogieron sin problemas los ritmos cardiacos anormales, a 24 pacientes, el 8 por ciento, se les trató o con un marcapasos o con un desfibrilador.
Bloch Thomsen ha querido dejar claro que el estudio es observacional, que se diseñó con ese fin, “lo que significa que los resultados no se pueden trasladar a la clínica”.
Prevención
Lo que sí se ha constatado es que la implantación del nuevo dispositivo para medir las arritmias establece con precisión las citadas alteraciones tras un infarto, por lo que agiliza la prescripción de tratamiento farmacológico o la implantación de un desfibrilador.
En el estudio se ha visto que durante los dos primeros años del seguimiento se pudieron tratar un amplio número de arritmias. De hecho, se registraron en 137 pacientes, de los que el 86 por ciento eran asintomático. También se observó que un tercio de los pacientes volvieron a desarrollar una fibrilación atrial, un quinto presentó braquiarritmias y un décimo taquiarritmias ventriculares.
Teniendo en cuenta todos estos datos, Bloch Thomsen ha asegurado que las arritmias son un importante predictor de mortalidad cardiovascular, pero si se detectan de forma precoz se pueden controlar con un desfibrilador o un marcapasos. Ha especificado que un alto grado de bloqueo atrioventricular es el predictor más destacado de mortalidad cardiaca.
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