Via: Galo Sanchez
Autores: Andrea Juliana Sanabria, David Rigau,Rafael Rotaeche, AnnaSelva, Mercè Marzo-Castillejo y PabloAlonso-Coello.
Via: Galo Sanchez
Autores: Andrea Juliana Sanabria, David Rigau,Rafael Rotaeche, AnnaSelva, Mercè Marzo-Castillejo y PabloAlonso-Coello.
Seminario virtual 6: Sesgos en los estudios de intervención, con Mª José Martínez (grabado el día 13 de febrero de 2013, a las 10h EST).
Dentro del acuerdo entre la Asociación Colaboración Cochrane Iberoamericana-Centro Cochrane Iberoamericano (CCIb) y la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) para la cooperación técnica orientada a fortalecer la investigación para la salud pública, durante el período 2012-2013 se llevan a cabo varias actuaciones orientadas en dos líneas principales: el Premio OPS-Cochrane y la realización de una serie de actividades formativas en formato de talleres virtuales.
A. Incentivar la producción de Revisiones Sistemáticas Cochrane que llenen lagunas en el conocimiento en temas prioritarios identificados por OPS/OMS. Esto incluye la entrega del Premio OPS- Red Cochrane Iberoamericana con el tema “Prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles a través de estilos de vida saludables” durante el Coloquio Cochrane en Quebec, Canadá en 2013.
B. Capacitación de investigadores y personal que apoyan los sistemas nacionales de investigación en salud y a la OPS, a través de talleres virtuales que cubran temas de metodología de la investigación como presentación de propuestas de investigación, revisión crítica de la literatura científica, desarrollo de guías, registro de estudios clínicos, sistema GRADE.
La lista de seminarios virtuales se encuentra en http://cochrane.es/ACUERDO_OPS_CCIB
http://www.cochrane.es/WEBINARIO5
Taller virtual “Cómo formular recomendaciones en las Guías de Práctica. Introducción a la metodología GRADE” — 16 de enero 2013
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Red Cochrane Iberoamericana (RCIb) ofrecen la segunda serie de talleres virtuales sobre metodologías de investigación. Estos webinarios se realizan dentro de la alianza que tienen ambas instituciones para capacitar al personal que apoya a los sistemas nacionales de investigación, componente integral de los sistemas nacionales de salud, en Latinoamérica.
Invitamos a los investigadores de Latinoamérica a participar en este seminario. El webinario está diseñado como una sesión de introducción en la que se mostrarán las características básicas del sistema GRADE, haciendo especial hincapié en la evaluación de la calidad de la evidencia y la graduación de la fuerza de las recomendaciones. El seminario estará dirigido a el uso de GRADE para las intervenciones y no incluirá el uso de GRADE para estudios diagnósticos.
Fecha: 16 de enero de 2013 Hora: 10:00 am hora de Washington DC.
Duración: 60 minutos incluyendo 15 min preguntas/respuestas.
Título: “Cómo formular recomendaciones en las Guías de Práctica. Introducción a la metodología GRADE”
Expositor: Pablo Alonso. Especialista en Medicina de Familia, Investigador en el Centro Cochrane Iberoamericano. Encargado de la coordinación de la elaboración de guías de práctica clínica del Centro Cochrane Iberoamericano. Impulsa en España una línea de investigación perioperatoria dentro de una colaboración multicéntrica internacional. Investiga sobre la toma de decisiones por parte de los pacientes y aspectos metodológicos sobre los diferentes tipos de estudios. Doctorado por la Universidad Autónoma de Barcelona.
David Rigau elabora sobre las Guías de Práctica Clínica en esta grabación del 4o Seminario Web del acuerdo entre la Colaboración Cochrane Iberoamericana con la Organización Panamericana de la Salud, orientado a impulsar la Política de Investigación para la Salud de la OPS.
Las guías de práctica Clínica (GPC) son un conjunto de recomendaciones desarrolladas de forma sistemática, con el propósito de guiar a los profesionales y a los pacientes en la decisión sobre cual es la asistencia sanitaria más apropiada en circunstancias clínicas concretas.(1) Son pues herramientas de ayuda en las decisiones clínicas, y no un conjunto de normas rígidas, y se caracterizan por su flexibilidad aplicabilidad clínica, claridad, documentación y de una revisión planificada.(2)
Las Guías suelen ser una combinación de la experiencia profesional y de revisión de la evidencia científica y aunque se ha tratado de utilizar una clasificación entre Guias basadas en la opinión de expertos, basadas en el consenso y basadas en la evidencia, son difíciles de diferenciar y coexisten en el mismo documento aspectos de los tres tipos.(3)
En la elaboración y evaluación de las GPC (2,4,5) son aspectos fundamentales:
(1) Field MJ, Lohr KN,eds.Clinical practice guidelines.Directions for a new program.Washington,DC:National Academy Press,1990
(2) A.J. Jovell.M-D.Navarro-Rubio M.Aymerich;M.Serra Prat.Metodología de diseño y elaboración de guías de práctica clínica en atención primaria. Aten Primaria 1997;20:259-266
(3) J.F. García Gutierrez;R.Bravo Toledo.Guías de práctica Clínica en Internet.Aten Primaria 2001;28:74-79
(4) Guías para usuarios de la literatura médicaVIII.Cómo utilizar las guíasd e práctica clínicaA.¿Son válidas sus recomendaciones?Robert S.A.Hayward,MD,MPH;Markc C. Wilson,MD,MPH;Sean R. Tunis,MD,MSc;Eric B.BAss,MD,MPH y Gordon H. Guyatt,MD,MSc,por el Evidence-Based Medicine Working Group.(JAMA 1995;274:570-574) JAMA(ed.esp)1997 77-82. referencias completa¡¡¡
(5) Guías para usuarios de la literatura médicaVIII.Cómo utilizar las guías de práctica clínica B.¿Cuales son sus recomendaciones?¿Me ayudarán en la asistencia a mis pacientes?Markc C. Wilson,MD,MPH;Robert S.A.Hayward,MD,MPH;Sean R. Tunis,MD,MSc;Eric B.BAss,MD,MPH y Gordon H. Guyatt,MD,MSc,por el Evidence-Based Medicine Working Group.(JAMA 1995;274:1630-1632) JAMA(ed.esp)1997 77-82.
En este webinario Martha Roque explicó qué es un meta-análisis, cómo valorarlo, qué tipos de meta-análisis hay y para que se usan. l meta-análisis (MA) es un método de investigación relativamente nuevo que ha sido aplicado en campos tan diversos como la Física, la Psicología y posteriormente en Biomedicina.
El término fue introducido por Glass en el año 1976 y se define como el proceso de combinar los resultados de diversos estudios relacionados con el propósito de llegar a una conclusión.1 El MA es en su esencia una revisión bibliográfica, pero a diferencia del método clásico que ésta utiliza, consistente en comentar, analizar y comparar descriptivamente ensayos clínicos individuales, el MA relaciona sistemáticamente y cuantifica gran diversidad de resultados y ofrece conclusiones cuantitativas y cualitativas sobre el aspecto estudiado. En la literatura médica actual existe la tendencia a incrementar la frecuencia de aparición de estudios que utilizan esta técnica.
Existen diferentes definiciones del término, que adecuan su empleo a las disciplinas biomédicas. Sack lo define como: “nueva disciplina científica que revisa críticamente y combina estadísticamente los resultados de investigaciones previas”;2 para Laporte es: “integración estructurada y sistemática de la información obtenida en diferentes estudios sobre un problema determina do. Tipo de revisión sobre una cuestión que debe dar una estimación cuantitativa y sintética de todos los estudios disponibles”3 y Spilker lo considera: “proceso de ir combinando de forma sistemática y evaluar los resultados de ensayos clínicos que ya han sido terminados y puede ser considerado como un resumen cuantitativo de estas investiga ciones”.4 Un término semejante al de meta-análisis utilizado principalmente en el Reino Unido es el de overview (visión o revisión de conjunto), aunque hay autores que lo utilizan para diferenciar el MA de los estudios que no han sido realizados exactamente sobre la misma enfermedad, sino sobre enfermedades similares, o que pudieran ser consecuencia de la acción de los mismos factores de riesgo y de una evolución etiopatogénica paralela.3
El meta-análisis constituye un intento de resolver contradicciones entre los resultados de diferentes investigaciones que evalúan la eficacia de una intervención terapéutica sobre un determinado tipo de paciente y en muchos casos permite utilizar de modo más eficiente la información proveniente de varios estudios.
La gran mayoría de los ensayos clínicos que se publican, tienen un tamaño muestral muy pequeño para dar respuestas definitivas a la gran cantidad de interrogantes que tienen los clínicos y el MA, al combinar estos limitados estudios permite llegar a conclusiones más confiables.
El MA tiene un poder estadístico superior al de los ensayos, lo que lo hace especialmente útil para realizar análisis de subgrupos, raras veces posibles con un solo ensayo clínico controlado; pero que pudieran ser realizados con el MA, siempre que la hipótesis se elabore independientemente de los datos. La necesidad de un MA es particularmente aguda cuando los estudios son inconclusivos individual mente, o cuando sus resultados son mutuamente contradictorios.
Otras aplicaciones posibles del MA consisten en valorar de forma objetiva la necesidad de realizar un nuevo ensayo clínico, ayudar a calcular el tamaño de la muestra para resolver el problema planteado y en casos de estudios con resultados positivos , estimar el tamaño del efecto del tratamiento con mayor precisión.3-6
Como todo método de inferencia el meta-análisis tiene sus problemas y limitaciones. Uno de los principales problemas es que al ser un estudio que generalmente se ejecuta de forma retrospectiva, tiene una posibilidad mayor de introducir sesgos (error sistemático).4,7 Otros problemas de importancia son los que se derivan del procedimiento de combinar datos de múltiples ensayos clínicos entre los cuales pudiera haber diferencias en cuanto a criterios diagnósticos, dosis utilizada, duración del tratamiento, parámetros para medir eficacia, y otros.
El llamado sesgo de publicación es otra gran fuente de errores pues existe la tendencia a creer que los ensayos clínicos realmente realizados son sola mente los que han sido publicados. Muchos ensayos clínicos no son publica dos por diversas causas, especialmente aquellos que no registran diferencias entre los distintos grupos de tratamiento. De este modo, los MA que incluyen sólo los resultados de ensayos clínicos publicados pueden tender a sobreestimar el efecto del tratamiento experimental.
Otra posibilidad de sesgo consiste en duplicar la extracción de datos por parte del investigador que va a realizar el MA. Esto ocurre con frecuencia con los ensayos clínicos multicéntricos en los que además de sus resultados generales, cada centro participante puede publicar individualmente sus resultados de forma independiente.3-9
Aunque en el momento actual no existe una metodología única para diseñar un meta-análisis, existen pasos que la mayoría de los investigadores consideran esenciales para su correcta ejecución.4,6,10
En el MA existen 2 alternativas para combinar y procesar los resultados de diferentes ensayos, y se debe trabajar con ambas.
Si ambos tipos de métodos conducen a conclusiones similares se puede atribuir una mayor confianza a los resultados. Sin embargo, cuando existen diferencias entre los resultados obtenidos con ambos modelos se evidencia la heterogeneidad de los estudios, lo que disminuye la confiabilidad en los resulta dos del MA.6,8
El meta-análisis, a pesar de ser un proceder que no está exento de la posibilidad de error, permite realizar un análisis cuantitativo de diferentes estudios sobre un problema clínico y constituir un criterio más para tener en cuenta a la hora de evaluar un tipo de intervención terapéutica.
Gerard Urrutia elabora sobre las Revisiones Sistemáticas de la Literatura Biomédica y las Revisiones Cochrane, en esta grabación del 2o Seminario Web del acuerdo entre la Colaboración Cochrane Iberoamericana con la Organización Panamericana de la Salud, orientado a impulsar la Política de Investigación para la Salud de la OPS.
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A new review of the influenza drug oseltamivir (Tamiflu) has raised questions about both the efficacy of the medication and the commitment of its maker to supply enough data for claims about the drug to be evaluated by independent experts.
It also raises questions about the entire process of systematic review. Researchers led by Tom Jefferson, MD, of the Cochrane Collaboration, pored over 15 published studies and nearly 30,000 pages of “clinical study reports.” But, they reported, the clinical study information – data previously shared only with regulators – was only a part of what internal evidence suggested was available. And many published studies had to be excluded because of missing or contradictory data, Jefferson and colleagues reported. Activate MedPage Today’s CME feature and receive free CME credit on medical stories like this one
Action Points
The drug’s maker, Switzerland-based Roche, had promised after a previous Cochrane review to make all of its data available for “legitimate analyses.” After a request for the data, Jefferson and colleagues reported, the company sent them 3,195 pages covering 10 treatment trials of the drug.
But, three of the reviewers noted in a parallel report in BMJ, the tables of contents suggested that the data were incomplete.
“What we’re seeing is largely Chapter One and Chapter Two of reports that usually have four or five chapters,” according to theBMJ article’s lead author, Peter Doshi, PhD, of Johns Hopkins University.
Roche did not immediately respond to a telephoned request for comment.
Requests for More Data
The researchers then asked the European Medicines Agency (EMA) for the data, under a Freedom of Information request, and obtained a further 25,453 pages, covering 19 trials.
But that data, too, was incomplete, they said, although the agency said it was all that was available.
The FDA is thought to have the complete reports, but has not yet responded to requests for them, the researchers reported.
Regulatory agencies such as the EMA and FDA routinely see the large clinical study reports, Jefferson and colleagues said in BMJ, but systematic reviewers and the general medical public do not.
“While regulators and systematic reviewers may assess the same clinical trials, the data they look at differs substantially,” they said.
The Cochrane group has been trying for several years to put together a clear-cut systematic review of the evidence on antivirals aimed at flu.
In 2006, the group concluded that the evidence showed that oseltamivir reduced the complications of the flu. But that conclusion was challenged on the basis that a key piece of data was flawed.
An updated review in 2009 – throwing out the flawed study — concluded there wasn’t enough evidence to show that the drug had any effect on complications.
For this analysis, the Cochrane reviewers had originally intended to perform a systematic review on both of the approved neuraminidase inhibitors – oseltamivir and zanamivir (Relenza), using the clinical study reports to supplement published trials.
In the end, they decided that for oseltamivir, they needed more detail in order to perform the review in its entirety. But, they reported, some conclusions could be drawn from published data on the 15 trials and from 16,000 pages of clinical study reports that were available before their deadline.
They also decided to postpone analysis of zanamivir (for which they had 10 trials) because the drug’s maker, GlaxoSmithKline, offered individual patient data which they wanted time to analyze.
The oseltamivir analysis showed:
Data Discrepancies Found
But discrepancies between the published trial data and the clinical study reports “led us to lose confidence in the journal reports,” Doshi and colleagues wrote in BMJ.
For example, they noted that one journal report clearly said there were no drug-related serious adverse events, but the clinical study report listed three that were possibly related to oseltamivir.
As well, the sheer scope of the clinical study reports meant that much was left out of journal reports. One 2010 study, on safety and pharmacokinetics of oseltamivir at standard and high dosages, took up seven journal pages and 8,545 pages of the clinical study report.
But the researchers were also shaken, they said, by the “fragility” of some of their assumptions.
For instance, they found that the clinical study reports showed that in many trials, the placebo contained two chemicals not found in the oseltamivir capsules.
“We could find no explanation for why these ingredients were only in the placebo,” they wrote in BMJ, “and Roche did not answer our request for more information on the placebo content.”
Jefferson and colleagues also reported they found disparities in the numbers of influenza-infected people reported to be present in the treatment versus control groups of oseltamivir trials.
One possible explanation, they noted, is that oseltamivir affects antibody production – even though the manufacturer says it does not.
Gaps in Knowledge Remain
That question is profoundly important, Doshi told MedPage Today, because it may offer clues to how the drug works – one of the gaps in knowledge about oseltamivir.
“You can’t make good therapeutic decisions if you don’t know how the drugs works,” he said – information that he and his colleagues suspect may be buried in the mass of missing data.
It’s also important, he said, because public health agencies have been making decisions to stockpile oseltamivir without a clear understanding of the facts.
Essentially, he said, those decisions have been based on the flawed study – a Roche-supported meta-analysis – that was thrown out of the 2009 Cochrane review.
“They’re taking the drug manufacturer’s word at face value,” he said.
The results seem unlikely to resolve conflicts over the medical value of the drug, which is a major cash cow for Roche, adding some $3.4 billion to the company’s bottom line in 2009 alone, according to Deborah Cohen, investigations editor of BMJ.
In an accompanying article, Cohen said that “clinicians can be forgiven for being confused about what the evidence on oseltamivir says.”
She noted that the European Centre for Disease Prevention and Control, the CDC, and the World Health Organization “differ in their conclusions about what the drug does.”
As well, those conclusions are often contradicted by claims on the drug labels – themselves allowed by regulators, Cohen argued.
The Cochrane reviewers reported grant support from the U.K. National Institute for Health Research and Jefferson and Doshi reported they had no recent financial links with industry.
Cohen is employed by BMJ.
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Primary source: Cochrane Database of Systematic Reviews Source reference: Jefferson T, et al “Neuraminidase inhibitors for preventing and treating influenza in healthy adults and children” Cochrane Database of Systematic Reviews 2011; 12. Art. No.: CD008965. Additional source: BMJ Cohen D “Flu drugs: search for evidence goes on” BMJ 2012; 344: e458. Additional source: BMJ |
Cochrane Neonatal Group: revisiones sistemáticas aliadas para el mejor cuidado de los prematuros
The draft of this Therapeutics Letter was submitted for review to 45 experts and primary care physicians in order to correct any inaccuracies and to ensure that the information is concise and relevant to clinicians. |
by Carlos Fernández Oropesa
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