Category: Determinantes sociales de la salud
Pibitos sin limites
Esos pibitos sin límites.
(AW) El día jueves 3 de diciembre, se tratará en tablas el código contravencional, el cual tiene, como punto más reaccionario, la baja de edad de imputabilidad. Respondiendo al discurso propio de una sociedad temerosa, corroída por la maquinaria mediática al servicio de la sangre (y ésta al servicio del miedo), hace suyo el discurso de famosos adinerados, que pretenden seguir ocultando el problema de fondo: “los nenes y nenas no son peligrosos: están en peligro”.
Por Lucas Vadura.
Buenos Aires, viernes 4 de Diciembre de 2009 (Lucas Vadura – Agencia Walsh)
Suele decirse, cuando las expectativas están al tope de las posibilidades pensadas, que se ha alcanzado el techo.
Asimismo, cuando el punto más bajo se toca, se proclama que se está por el piso.
Ahora bien, cuando son los nervios los que nos mantienen alterados, acostumbramos a expresar que caminamos por las paredes.
Un chiquilín, tal vez 7 u 8, está parado en avenida Rivadavia, un par de cuadras más acá de la plaza miserere, o más allá, según desde donde se mire.
Está parado junto a un cesto de basura. Tiene la cara sucia, pero bien sucia. Seguramente hace días que no se la lava.
El chicuelo en cuestión sostiene en sus manos su pene, y está orinando a la vista de todos los transeúntes y comerciantes.
Esa es la escena fugaz desde el colectivo, que frenado en el semáforo nos permite semejante postal.
Segundos después, una señora que viajaba sola y a quien nadie le había preguntado nada, deslizó, con la sutileza del elefante, una serie de frases traídas del odio, o del miedo, o del espanto, o de todas ellas.
“Estos pendejos no tienen límites”.
El techo, el piso, las paredes: el hogar.
Una casa es el inicio de un límite. Es el límite de lo interior, de la familia, de las “cuatro paredes” en donde, se suele decir, se resuelve todo.
Incluso, la creación de la noción de intimidad.
Un niño que vive con sus padres (quienes han obtenido acceso a la educación formal o a la transmisión cultural), intenta dejar los pañales, y cuando lo logra, ahí están sus progenitores para decirle “esto es íntimo”.
Pero no es el caso de nuestro amiguito de más arriba, que sosteniendo su instrumento a la vista de todos, mea.
Ese es su hogar. La calle.
Probablemente haya nacido allí, o tal vez no, pero evidentemente esa es su vida.
Sin abrazos, sin comida, sin educación, sin salud; sin techo, piso y paredes: sin límites.
En Argentina, según datos del 2008, más de 6.3 millones de chicos menores de 18 años son pobres. De esos, 3.1 millones son indigentes.
De los 6.3 millones, el 47.2% (cerca de 3 millones) no tienen ni han tenido ningún tipo de atención médica.
Mueren 25 recién nacidos por día por causas evitables, entre las que se encuentran desnutrición, y falta de atención primaria.
Además, los chicos que tienen la suerte de tener un hogar (o algo que se le parezca, muchas veces un cuartucho para 7, 8, 9 personas) viven en condiciones inimaginables para quienes tenemos el acceso a una vida medianamente digna: 1.2 millones de nenes y nenas viven en zonas inundables, y otro millón más viven sin agua.
El 57,2% de los chicos (7 millones), viven en familias cuyos padres no tienen trabajo, o tienen un ingreso más que precario.
El 14.2% (casi 2 millones) no tienen, ni han tenido acceso a educación. (Datos a enero de 2009)
Nuestro amigo, probablemente, esté ahí afuera junto al ejército de niños y niñas que viven en la calle, que no tienen qué comer, que carecen de salud y que su educación es nula.
Sus formas de sobrevivir son (y acá se espanta nuestra señora del colectivo) la droga que puedan para soportar tanto dolor, la prostitución infantil, el cartoneo en el mejor de los casos, y, sino, lo más probable, es que mendiguen, que roben, y hasta que, drogados, inhumanizados, despojados de todo, humillados, basureados, discriminados, marginados, terminen asesinando o siendo asesinados, en un “que más da”, con el que logran, ahí sí (y recién ahí, tan tarde), ser visibles para la sociedad.
Sus vidas jamás les pertenecieron.
Sus vidas, fueron propiedad de la policía, o los punteros, o el mafioso de turno, quienes como recaudadora imparable juntan para la corona de comisarios, intendentes, gobernadores, empresarios, etc, etc, etc.
Nadie tuvo respeto, piedad, amor, cariño, compasión, ni siquiera cuando eran (son) inocentes niños y niñas. ¿Por qué ellos deberían tener respeto, piedad, amor, cariño, compasión… límites?
Nadie podrá cambiar, de un día a otro, lo que durante 50 años se creó, lentamente, paso a paso, para lograr una marginalidad tan extrema, tan salvaje, que sea funcional a los intereses mas oscuros, mas nefastos: los de los gobernantes y empresarios, que juntos forman la mafia más grande, jamás pensada por Mario Puzo.
Pero habrá que empezar a trabajar. Las condiciones materiales están al alcance de cualquiera con voluntad, y claro, con poder.
El primer paso, una casa, un hogar digno.
Cuatro paredes, un piso y un techo: los límites a la violencia y a la humillación de ser menos que un fantasma.
Lucas Vadura
Agencia de Comunicación Rodolfo Walsh
Envar El Kadri
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La vuelta del Nazismo
Salud y crisis financiera
Publicacion del NYT donde se hace referencia al efecto de distintas crisis financieras sobre el impacto de las mismas en distintos paises, y su efecto en los sistemas de salud: http://tinyurl.com/4toewu
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Determinantes Sociales de la Salud – OMS –
La justicia social es una cuestión de vida o muerte.
Afecta al modo en que vive la gente, a la probabilidad de enfermar y al riesgo de morir de forma prematura.
Vemos maravillados como la esperanza de vida y el estado de salud mejoran de forma constante en algunas partes del mundo, mientras nos alarmamos ante el hecho de que eso no ocurra en otros lugares.
La esperanza de vida de una niña que nazca hoy puede ser de 80 años, si nace en determinados países o de 45 años, si nace en otros. Dentro de cada país hay grandes diferencias sanitarias estrechamente ligadas al grado de desfavorecimiento social.
Semejantes diferencias no deberían existir, ni dentro de cada país ni entre los países.
Esas desigualdades y esa inequidad sanitaria, que podría evitarse, son el resultado de la situación en que la población crece, vive, trabaja y envejece, y del tipo de sistemas que se utilizan para combatir la enfermedad. A su vez, las condiciones en que la gente vive y muere están determinadas por fuerzas políticas, sociales y económicas.
Las políticas sociales y económicas tienen efectos determinantes en las posibilidades de que un niño crezca y desarrolle todo su potencial, y tenga una vida próspera, o de que ésta se malogre. Cada vez hay una mayor convergencia entre los países pobres y los ricos con respecto al tipo de problemas de salud que hay que resolver. El desarrollo de una sociedad, ya sea rica o pobre, puede juzgarse por la calidad del estado de salud de la población, por cómo se distribuyen los problemas de salud a lo largo del espectro social y por el grado de protección de que gozan las personas
afectadas por la enfermedad.
En el espíritu de la justicia social, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha en 2005 la Comisión sobre determinantes sociales de la salud, con el fi n de recabar datos científi cos sobre posibles medidas e intervenciones en favor de la equidad sanitaria y promover un movimiento internacional para alcanzar ese objetivo.
Gracias a la labor de la Comisión, varios países y organizaciones son ahora socios que tratan de formular políticas y programas que abarquen al conjunto de la sociedad y permitan infl uir en los determinantes sociales de la salud y mejorar la equidad sanitaria. Esos países y asociados se hallan en la vanguardia de un movimiento mundial.
La Comisión hace un llamamiento a la OMS y a todos los gobiernos para que tomen la iniciativa en la acción mundial sobre los determinantes sociales de la salud, con el fi n de alcanzar la equidad sanitaria. Es esencial que los gobiernos, la sociedad civil, la OMS y otras organizaciones internacionales se unan para adoptar medidas encaminadas a mejorar la vida de los ciudadanos del mundo. Alcanzar la equidad sanitaria en el lapso de una generación es posible; es lo que hay que hacer y éste es el momento adecuado para hacerlo.
Ver también “Con la Inequidad todos pierden“. Articulo de la Nación por el Dr. Horacio Lejarraga.
Determinantes Sociales de la Salud – OMS –
La justicia social es una cuestión de vida o muerte.
Afecta al modo en que vive la gente, a la probabilidad de enfermar y al riesgo de morir de forma prematura.
Vemos maravillados como la esperanza de vida y el estado de salud mejoran de forma constante en algunas partes del mundo, mientras nos alarmamos ante el hecho de que eso no ocurra en otros lugares.
La esperanza de vida de una niña que nazca hoy puede ser de 80 años, si nace en determinados países o de 45 años, si nace en otros. Dentro de cada país hay grandes diferencias sanitarias estrechamente ligadas al grado de desfavorecimiento social.
Semejantes diferencias no deberían existir, ni dentro de cada país ni entre los países.
Esas desigualdades y esa inequidad sanitaria, que podría evitarse, son el resultado de la situación en que la población crece, vive, trabaja y envejece, y del tipo de sistemas que se utilizan para combatir la enfermedad. A su vez, las condiciones en que la gente vive y muere están determinadas por fuerzas políticas, sociales y económicas.
Las políticas sociales y económicas tienen efectos determinantes en las posibilidades de que un niño crezca y desarrolle todo su potencial, y tenga una vida próspera, o de que ésta se malogre. Cada vez hay una mayor convergencia entre los países pobres y los ricos con respecto al tipo de problemas de salud que hay que resolver. El desarrollo de una sociedad, ya sea rica o pobre, puede juzgarse por la calidad del estado de salud de la población, por cómo se distribuyen los problemas de salud a lo largo del espectro social y por el grado de protección de que gozan las personas
afectadas por la enfermedad.
En el espíritu de la justicia social, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha en 2005 la Comisión sobre determinantes sociales de la salud, con el fi n de recabar datos científi cos sobre posibles medidas e intervenciones en favor de la equidad sanitaria y promover un movimiento internacional para alcanzar ese objetivo.
Gracias a la labor de la Comisión, varios países y organizaciones son ahora socios que tratan de formular políticas y programas que abarquen al conjunto de la sociedad y permitan infl uir en los determinantes sociales de la salud y mejorar la equidad sanitaria. Esos países y asociados se hallan en la vanguardia de un movimiento mundial.
La Comisión hace un llamamiento a la OMS y a todos los gobiernos para que tomen la iniciativa en la acción mundial sobre los determinantes sociales de la salud, con el fi n de alcanzar la equidad sanitaria. Es esencial que los gobiernos, la sociedad civil, la OMS y otras organizaciones internacionales se unan para adoptar medidas encaminadas a mejorar la vida de los ciudadanos del mundo. Alcanzar la equidad sanitaria en el lapso de una generación es posible; es lo que hay que hacer y éste es el momento adecuado para hacerlo.
Determinantes Sociales de La Saludhttp://www.scribd.com/embeds/57714807/content?start_page=1&view_mode=list&access_key=key-8jzhq49eggpzszyb8tr
Ver también “Con la Inequidad todos pierden“. Articulo de la Nación por el Dr. Horacio Lejarraga.