Colesterol y mejor vida


Juan GérvasImage via Wikipedia

  Bueno, alguna vez recibí un mail para aclarar el asunto ese del colesterol que tanto nos preocupa. Días atrás, un amigo que vive cerca de Madrid, fue consultado por un periódico. Y que mejor que el mis Juan Gervas (que por cierto, es profesor en varias escuelas de sanidad de España y trabajo en uno de los Hospitales Escuela mas prestigiosos del mundo como John Hopkins (EE.UU), que explique a todos de que se trata:

Juan Gervas (Lorca, 1948) es un médico atípico: él mismo reconoce que puede ser considerado un «extremista». Pero Gervas, coordinador del grupo Cesca de investigación sanitaria, cofundador de la sociedad científica Red Española de Atención Primaria, y miembro del comité internacional de clasificaciones de la WONCA -Organización Mundial de Médicos de Familia-, cree que «extremistas son los proponen soluciones farmacológicas a los problemas normales del vivir». Y con consecuencias «graves», advierte este investigador.
-¿Tomamos fármacos que no necesitamos?
-Sí, por supuesto. En este momento, precisamente, hay una discusión acerca del sobreutilizado uso de antifebriles en niños.
-Exacto. En realidad, estos fármacos serían innecesarios incluso en las crisis convulsivas.
– Hay que tener en cuenta que en el curso de la infección, la fiebre ayuda al organismo. En algunos casos se podría tolerar un uso paliativo, restringido. Pero el problema es que recurrimos a este tipo de medicamentos en exceso, hasta el punto de que el ibuprofeno empieza a ser un contaminante frecuente en los ríos, por ejemplo, en las charcas de Doñana.
-¿Qué riesgo puede acarrear para los niños?
-Todos los medicamentos son perjudiciales, el que no actúa sobre el hígado actúa sobre el riñón o sobre el metabolismo. No podemos administrarlos sin necesidad. Ningún niño se ha muerto nunca de fiebre, sin embargo, muchísimos niños han muerto envenenados por el paracetamol que han tomado en casa sin darse cuenta por el buen sabor que tiene y porque lo venden en envases poco seguros.
-En su opinión, ¿qué aspectos de la vida están excesivamente medicalizados?
-Sobre todo, las molestias de tipo psicológico. Se estropea la lavadora y me tomo un medicamento para el disgusto que me he llevado. Y no es anecdótico.
-Y a su juicio, ¿hoy en día abusamos de los antidepresivos?
-Absolutamente y ¡no tienen mayor eficacia que el placebo! El colmo es que el paciente se somete a los riesgos y costes de un medicamento como el antidepresivo para afrontar el disgusto del vivir, que todos tenemos, como un enfado con la pareja o cosas similares.
-¿Estamos perdiendo la capacidad de sufrir?
-¡Claro! Y esto hace además que las personas disminuyamos nuestra resistencia a lo que es la vida. La solución no es una medicación, es enfrentarse a los problemas y tratar de resolverlos.
-No exactamente. La medicalización de la vida también disminuye estrechamente el campo de salud y de disfrute. Como cada vez hay más medicamentos para todo, cada vez es más difícil estar sano. La salud del niño antes la definía claramente la abuela. Ese poder lo estamos perdiendo, ese poder de decir ‘estoy sano’. La cuestión ahora es: ‘estoy sano hasta que me hago los análisis o hasta que el médico me mande un medicamento’.
Progreso social
-¿ Y no cree que esa mayor calidad de vida se debe precisamente a que el acceso a los medicamentos es más fácil?
-No, es cierto que tiene una parte médica, pero la mayor parte de la expectativa de vida de la que disfrutamos se ha logrado por el progreso social. La democracia, la redistribución de la riqueza, la educación, la recogida de basuras, el agua potable… Eso tiene un impacto en la población que va mucho más allá que las intervenciones médicas.
-¿Y cuál es el papel del médico? Porque, al fin y al cabo, es el que receta.
-Sí, pero el paciente es el que asiste a la consulta pidiendo que se le haga un análisis de colesterol. Y yo tengo que hacer lo que llamo prevención cuaternaria, que es evitar los daños que produce mi actividad. En EE UU esta demostrado que la tercera causa de muerte es la actividad del sistema sanitario. Pero son muchos intereses los que convergen para que el medicamento más vendido del mundo sea una atorvastatina para reducir el colesterol, que se emplea en el 90% de los casos sin necesidad.
-Está demostrado que el tratamiento preventivo del colesterol con medicamentos no tiene fundamento científico. Salvo que haya tenido un problema de coronarias, ¡no se mida usted el colesterol! Sea feliz, disfrute de la vida, no fume, que es una guarrería, procure no llevarse demasiados disgustos. Pero hay una campaña detrás…
-¿Intereses de las industrias farmacéuticas?
-Es muy fácil poner a la industria farmacéutica como un lobo y los demás somos buenos. Yo creo que hay una colisión de intereses en los que estamos todos: periodistas, médicos, industria, políticos y también los pacientes, que quieren sentirse protegidos ante sus temores, alguien que les salve… Cuando convertimos a la industria en el malo impedimos la solución, porque también la necesitamos. La industria farmacéutica es imprescindible, pero hay que controlar sus excesos, de los que también nosotros formamos parte.

Nota personal: mientras en EE.UU el valor de colesterol aceptable es hasta 200 mg/dl, en Europa el mismo es hasta 240 mg/dl. y no se trata al colesterol solo, sino cuando se supera el 10% del riesgo cardiovascular (para eso existen unas tablas, o en la misma internet). Solo se trata de bajar el colesterol cuando:
– El porcentaje de riesgo cardiovascular (es decir la probabilidad de un infarto o un accidente cerebro-vascular) excede el 10%.
– En prevención secundaria, es decir luego de haber tenido un episodio cardiovascular, no sirven en la prevención primaria.
– Cuando el colesterol supera los 300 gr/dl
– Cuando se trata de una hipercolesterolemia familiar, con fuertes antecedentes de problemas cardiacos en la familia debida a esa causa.
Aun así, si tuviéramos que medicar a todos aquellos que tienen algún factor de riesgo cardiovascular, el 85% de la población de Dinamarca estaría medicada.
– No hay ninguna prueba científica de que el tratamiento sirva después de los 65 años.
– Los únicos dos medicamentos que sirven, en prevención secundaria, son la simvastatina y la pravastatina. Pero se receta la atorvastatina porque tiene mas marketing.
– Por cierto, olvidaba que tienen todas muchos efectos adversos. Pero el mas frecuente es la destrucción muscular (los médicos le decimos rabdomiolisis porque suena mas importante). Así que cuando nuestros “viejos” toman estos medicamentos junto a 8 mas, y se siente cansado, y alguien les dice que es por la edad, prueben primero sacarle el medicamento. 

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Health Alliance for prudent antibiotic prescribing in patients with Respiratory Tract Infections (HAPPY AUDIT) -impact of a non-randomised multifaceted intervention programme


example of selection for bacteria by antibioti...                                     Image via WikipediaFelicitaciones a nuestros colegas de Misiones que participaron de este estudio y en particular a la Dra. Lidia Caballero. Fue publicado en PLoS.  

Source: http://www.biomedcentral.com/1471-2296/12/52

Research article

Health Alliance for prudent antibiotic prescribing in patients with Respiratory Tract Infections (HAPPY AUDIT) -impact of a non-randomised multifaceted intervention programme

Lars Bjerrum email, Anders Munck email, Bente Gahrn-Hansen email, Malene PLEJDRUP Hansen email, Dorte EJG Jarbol email, Gloria Cordoba email, Carl Llor email, Josep Maria Cots email, Silvia Hernandez email, Beatriz GONZALEZ Lopez-Valcarcel email, Antonia Perez email, Lidia Caballero email, Walter von der Heyde email, Ruta Radzeviciene email, Arnoldas Jurgutis email, Anatoliy Reutskiy email, Elena Egorova email, Eva Lena Strandberg email, Ingvar Ovhed email, Sigvard Molstad email, Robert VANDER Stichele email, Ria Benko email, Vera Vlahovic-Palcevski email, Christos Lionis email and Marit Ronning email

BMC Family Practice 2011, 12:52doi:10.1186/1471-2296-12-52

Published: 20 June 2011

Abstract (provisional)

Background

Excessive use of antibiotics is worldwide the most important reason for development of antimicrobial resistance. As antibiotic resistance may spread across borders, high prevalence countries may serve as a source of bacterial resistance for countries with a low prevalence. Therefore, bacterial resistance is an important issue with a potential serious impact on all countries. Initiatives have been taken to improve the quality of antibiotic prescribing in primary care, but only few studies have been designed to determine the effectiveness of multifaceted strategies across countries with different practice setting. The aim of this study was to evaluate the impact of a multifaceted intervention targeting general practitioners (GPs) and patients in six countries with different health organization and different prevalence of antibiotic resistance.

Methods

GPs from two Nordic countries, two Baltic Countries and two Hispano-American countries registered patients with respiratory tract infections (RTIs) in 2008 and 2009. After first registration they received individual prescriber feedback and they were offered an intervention programme that included training courses, clinical guidelines, posters for waiting rooms, patient brochures and access to point of care tests (Strep A and C-Reactive Protein). Antibiotic prescribing rates were compared before and after the intervention.

Results

A total of 440 GPs registered 47011 consultations; 24436 before the intervention (2008) and 22575 after the intervention (2009). After the intervention, the GPs significantly reduced the percentage of consultations resulting in an antibiotic prescription. In patients with lower RTI the GPs in Lithuania reduced the prescribing rate by 42%, in Russia by 25%, in Spain by 25%, and in Argentina by 9%. In patients with upper RTIs, the corresponding reductions in the antibiotic prescribing rates were in Lithania 20%, in Russia 15%, in Spain 9%, and in Argentina 5%.

Conclusion

A multifaceted intervention programme targeting GPs and patients and focusing on improving diagnostic procedures in patients with RTIs may lead to a marked reduction in antibiotic prescribing. The pragmatic before-after design used may suffer from some limitations and the reduction in antibiotic prescribing could be influenced by factors not related to the intervention.