Siempre resulta complicado encontrar paginas de salud con información para pacientes, y que sean de calidad y con información calificada. En este caso (también figura en la barra superior), un buen recurso con el que contar es “Escuela de Pacientes“, un recurso que la Junta de Andalucía provee a sus ciudadanos, y copiamos aquí su presentación:
Category: Información para pacientes
Antibióticos, revolución médica
Descripción del vídeo:
Título original 1 de 2: The antibiotic adventure: Birth of an empire Título original 2 de 2: The antibiotic adventure: The Microbes Strike Back Nacionalidad: Francia Género: Ciencia / Medicina Duración: 51m – 52m Año: 2008
CAPÍTULO 1: El nacimiento de un Imperio
Categorías del vídeo: Medicina. Ciencia.
Idioma: spanish.
http://www.megavideo.com/v/IR3XN011e4dbbdef741ef9c675c1b32814c03c41
CAPÍTULO 2: Los microbios contraatacan El descubrimiento de los antibióticos marcó un antes y un después en el ámbito de la salud. Gracias a ellos, el hombre ha sido capaz de erradicar enfermedades mortales como la tuberculosis o de disminuir drásticamente la mortalidad infantil y alargar la esperanza de vida del ser humano. Una auténtica revolución científica que puso en las manos del hombre el control de la enfermedad y de la vida. En este magnífico documental que Odisea les presenta asistiremos a una de las guerras más feroces: la protagonizada por el hombre y los microbios. Además, contaremos con las opiniones de reconocidos estudiosos en la materia y con numerosas imágenes de archivo que nos ayudarán a comprender mejor los efectos beneficiosos de los antibióticos sobre el cuerpo humano…...2° Parte
http://www.megavideo.com/v/D3H0LB7Vf81df45596acce4bf155be2c78b2e2c4
Parto Normal, todo lo que la futura madre debiera saber
- Presentación.
- ¿Qué es el parto normal?
- Dilatación: primera etapa del parto.
- Segunda etapa del parto.
- El nacimiento.
- Alumbramiento: tercera etapa del parto.
- ¿Qué cuidados se recomiendan durante el parto normal?
- ¿Qué cuidados necesita mi bebé?
- ¿Qué hacer frente al dolor?
- Para tener en cuenta sus preferencias.
- ¿Donde encontrar más información?
- Glosario.
http://www.publico.es/ciencias/383208/vacunas-manual-de-instrucciones-para-acabar-con-los-mitos

NOTICIAS RELACIONADAS
Más información
Cultura de la agresividad
¿Los antibióticos ya no sirven?
Image via Wikipedia
¿Los antibióticos ya no sirven?
Aunque sean habituales y parezcan inocuas, escenas como éstas no son más que piezas sueltas de un mecanismo alarmante: a causa de su uso indebido o abusivo, algunos antibióticos van convirtiéndose en golosinas inútiles, que en ciertos casos ya fallan para curar a una de cada cinco personas. ¿Suena muy trágico? Este año, la Organización Mundial de la Salud definió a la resistencia de algunas bacterias a los antibióticos como uno de los problemas de salud pública más graves del mundo.
La historia moderna de la lucha contra las infecciones es la de la carrera permanente de los antibióticos contra la habilidad de las bacterias de tornarse resistentes a ellos. El antimicrobiano más antiguo, la penicilina, fue descubierto por Alexander Fleming en 1928 y todavía es uno de los más efectivos. Pero el propio Fleming ya había advertido sobre los peligros potenciales del uso indiscriminado de antibióticos, y de la posibilidad de que el uso en dosis y tiempo equivocados generaran bacterias resistentes. Y tenía razón: cuando se utiliza un antibiótico, éste actúa sobre todas las bacterias que habitan el organismo –la mayoría de las cuales cumple un rol beneficioso para la salud– y no sólo sobre aquéllas que están causando una enfermedad. Esto desata mecanismos de defensa de las bacterias, que luchan por sobrevivir: las más débiles mueren, y aquellas que son más resistentes logran reproducirse. Así se conforma una población bacteriana sobre la que los antibióticos no tienen efecto. Estas bacterias, a su vez, no sólo infectan a la persona que recibió el tratamiento: a través de las múltiples vías de diseminación, también terminan colonizando a otras personas.
El doctor Rodolfo Quirós, que es jefe de Infectología del Hospital Austral, deshace la madeja de errores que componen este sombrío panorama: “el mal uso de los antibióticos crece debido a cuatro factores clave. El primero es la variabilidad del nivel de los médicos argentinos: mientras algunos están entre los mejores del mundo, otros dan antibióticos cuando no van, los eligen mal o prescriben tratamientos más cortos o más largos que lo indicado. Otro eslabón flojo es el de los farmacéuticos, que a veces escuchan los síntomas que les cuentan sus clientes y enseguida les venden remedios que contienen antibióticos, como algunos analgésicos y antifebriles. La tercera pata es la de la industria: los laboratorios aconsejan no consumir antibióticos sin receta, pero con el lanzamiento de productos “combinados” favorecen el ataque a gripes virales con antimicrobianos (ver infografía). El cuarto elemento es la falta de cultura del público, que ingiere antibióticos sin prescripción, lo hace para combatir cualquier dolencia o, cuando su consumo responde a una orden médica, los toma en forma desordenada o interrumpe el tratamiento cuando ya se siente bien. Se cree que el antibiótico ‘mata todo’ y no es tóxico: una doble mentira. Estos medicamentos no actúan contra los virus, y además pueden causar diarreas y alergias.”
Gabriel Levy Hara, infectólogo argentino de prestigio internacional, dispara algunos datos para despertar conciencias: “Cuanto más amplio espectro tienen, más se usan y para curar más cosas, los antibióticos causan más resistencia. Aunque la penicilina sigue siendo buena para combatir las anginas infecciosas, en los 90 salió un grupo de drogas nuevas, como la azitromicina, que revolucionaron el mercado: sólo había que tomar una pastilla diaria durante tres días.
Ahora ese antimicrobiano ya tiene una resistencia del 20%, puede fracasar en uno de cada cinco pacientes. Esto es grave, porque la azitromicina también se utiliza para curar neumonías, y una neumonía mal tratada en ancianos o personas débiles tiene una mortalidad superior al 40%”, advierte el médico.
“También aumentó la resistencia a la norfloxacina, ciprofloxacina y otras drogas del grupo de las quinolonas, que se usan para tratar infecciones urinarias y respiratorias, y también gonorreas. Y habría que tener mucho cuidado en el uso de antibióticos para tratar diarreas porque, al igual que con las enfermedades respiratorias, la mayoría son de origen viral”.
¿Cuándo es necesario tomar un antibiótico? Veamos algunas estadísticas: el porcentaje de infecciones bacterianas sólo es superior al 50% en las otitis agudas medias (93,7%), las neumonías (92,6%), las sinusitis agudas (85%) y las amigdalitis agudas (75,5%). En las bronquitis agudas, la posibilidad de que su origen sea bacteriano o viral es mitad y mitad, y las faringitis agudas sólo deberían atacarse con antibióticos en tres de cada diez casos. En cambio, el origen viral es casi absoluto en el resfrío común, las gripes y otras infecciones del tracto respiratorio.
Sin embargo, algunos estudios recientes muestran que los médicos recetan muchísimos más antibióticos de los que deberían. Entre diciembre de 2002 y abril de 2003, tres investigadores del Programa de Medicina Interna General del Hospital de Clínicas relevaron la prescripción de antimicrobianos en cuatro hospitales y clínicas porteñas representativos de los diferentes estratos sociales de la ciudad, y se encontraron con que el 70 por ciento de las infecciones respiratorias altas (que masivamente son virales) había sido tratada con antibióticos. ¿Qué síntomas decidieron a los médicos? La presencia de mocos y de tos.
Para saber cómo se trataban los casos de bronquiolitis en el primer nivel de atención público del país, los médicos Ricardo Bernztein y Susana Elordi analizaron junto a un sociólogo quince millones de recetas prescriptas en el marco del Plan Remediar, entre marzo de 2005 y febrero de 2006. ¿El resultado? El 48% de todos los remedios recetados en los Centros de Atención Primaria de Salud fueron antibióticos, que están “desaconsejados” para ese mal.
Pero la prueba más concluyente del uso inapropiado de estos medicamentos –causa fundamental de la resistencia bacteriana– la ofrece hoy Clarín: con datos oficiales de enfermedades respiratorias registradas en 2010, cruzados con información del mercado farmacéutico, este diario comprobó que las ventas del antibiótico amoxicilina combinado con mucolíticos (que sólo combaten síntomas) acompañan en forma casi exacta la curva de incidencia de las gripes y otras dolencias virales (ver infografía).
Otro dato curioso: en un paper que analizó las tendencias en el uso de antibióticos de ocho países de América Latina entre 1997 y 2007, la curva argentina de consumo anual acompañó puntillosamente los vaivenes de la economía nacional, con un piso de 8,11 dosis diarias definidas cada mil habitantes en 2002 y un salto a 16,64 en 2007. El doble en sólo cinco años. Y el primer puesto en toda la región (ver infografía).
Esta trabajosa recopilación de investigaciones y estudios puntuales –cuya selección ofrece hoy Clarín– intenta paliar la falta de estadísticas oficiales sobre la cantidad de antibióticos autorizados en Argentina (la ANMAT tiene esos datos dispersos), la proporción nacional de recetas indebidas y los costos sanitarios y económicos de la creciente resistencia bacteriana. La Confederación Farmacéutica asegura que el año pasado las farmacias tuvieron a su disposición unos 330 antibióticos generales. Pero casi el 80% de las ventas le corresponde a un puñado de ellos. El best seller de los antibióticos es, por lejos, la amoxicilina, que el año pasado representó un tercio de todos los antibióticos utilizados. En orden, le siguen azitromicina, cefalexina, ciprofloxacina, claritromicina, norfloxacina, penicilina, sulfametoxazol y cefadroxilo.
El doctor Marcelo Galas es jefe del departamento de Bacteriología del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y, según el voto unánime de las fuentes consultadas por Clarín, el especialista mejor calificado para describir los resultados del agrio combate contra la resistencia bacteriana. “Latinoamérica y Asia son las dos regiones del mundo con más elevados niveles de resistencia a los antibióticos”, dispara para empezar. Y sigue: “Por la concentración de pacientes críticos en los hospitales, los porcentajes de resistencia más altos se dan en las grandes ciudades. Hay enormes diferencias –que en algunos casos llegan al 100%– con respecto a los pueblos o parajes rurales.” Con las estadísticas y cientos de informes en la mano, Galas afirma que los antibióticos de uso público que más resistencias generaron son la ciprofloxacina (muy utilizada para combatir infecciones en las vías urinarias), la azitromicina y claritromicina (neumonías, otitis medias, infecciones intestinales, urinarias y odontológicas).
El Infectólogo Gustavo Lopardo, coordinador de la comisión de uso adecuado de recursos de la Sociedad Argentina de Infectología, ofrece su experiencia: “Además de las bacterias que causan infecciones respiratorias, las productoras de infecciones urinarias, gastroenteritis o infecciones de la piel y tejidos blandos también desarrollaron resistencias a las antibióticos utilizados contra ellas”.
La salvaguarda de los antibióticos actuales también cuenta con otras razones de peso: si perdieran su efectividad, será muy difícil reemplazarlos. El presidente del Colegio de Farmacéuticos bonaerense, Néstor Luciani, advierte que “cada vez que son necesarios antibióticos nuevos o de última generación para hacer frente a patologías rebeldes, los costos son mayores, y eso repercute en toda la economía, ya sea del paciente o del sistema de salud”. Pongamos un solo ejemplo para ilustrar las palabras de Luciani: el tratamiento de diez días con una nueva generación del antibiótico fosfomicina, necesario para tratar diarreas o infecciones urinarias graves causadas por gérmenes multirresistentes, sale 14.130 pesos.
Aunque prohibitivo, el costo no es la única fuente de preocupación. En los próximos años no habrá antibióticos innovadores, porque los laboratorios no están haciendo una gran inversión para desarrollarlos, como la que mantienen para crear nuevos remedios para el Sida o las enfermedades cardiorrespiratorias.
¿Datos? En 2008, ocho de los quince laboratorios más grandes abandonaron sus investigaciones al respecto, y otros dos las redujeron. Un estudio publicado en 2004 reveló que sobre 506 drogas en desarrollo por esos quince laboratorios y las siete empresas de biotecnología más importantes del mundo, sólo seis eran antibióticos. Y un sondeo realizado en 2008 entre laboratorios grandes y chicos mostró que sólo 15 entre 167 antibióticos bajo desarrollo contienen nuevos mecanismos de acción. Hay más cifras, más desaliento: en Estados Unidos, la aprobación de nuevos antibióticos cayó un 56% entre 1998 y 2002. Por todo esto, la Organización Mundial de la Salud impulsa el programa “20×20”, con el objetivo de que en los próximos 20 años aparezcan 20 nuevos antibióticos. Pero los especialistas creen que es muy difícil que esta meta se alcance.
Lo dicho: en Argentina no hay estadísticas que midan los costos sanitarios ni económicos que implica el combate contra bacterias que en varios casos ya son multirresistentes (es decir que no responden al ataque con cuatro antibióticos distintos). Pero los países desarrollados pulieron estimaciones que hielan la sangre: en la Unión Europea, cerca de 25.000 pacientes mueren cada día a causa de infecciones provocadas por bacterias multirresistentes. Además, se estima que los costos asociados a este problema alcanzan los 1.500 millones de euros. En Estados Unidos, el sistema de salud gasta cada año un excedente de 20.000 millones de dólares, y se generan ocho millones de días de hospitalización adicionales. En total, los costos sociales anuales superan los 35.000 millones de dólares.
El antídoto para alejar esta tragedia es conocido: no automedicarse ni intentar comprar atribióticos sin receta, no aceptar su prescripción sin una buena razón y completar los tratamientos como indicó el médico. ¿Podremos lograrlo?
Consejos para la gripe
Informacion para pacientes: hernia de hiato
Una hernia significa que algo se ha desplazado y se encuentra en una localización que no es la suya.Hernia de hiato en concreto, se refiere a que una porción del estómago ha pasado al tórax a través del “orificio” del diafragma por donde pasa el esófago y se conecta al estómago.
Las podemos clasificar en hernia de hiato por deslizamiento , la hernia de hiato paraesofágica o la hernia de hiato mixta.
La hernia por deslizamiento es la más común, su riesgo aumenta con la edad mayor de 50 años y suele molestar al paciente por reflujo gastrointestinal (”ardores después de comer”). Su tratamiento suelen ser antisecretores, y si no mejoran los síntomas, cirugía.La hernia paraesofágica es un desplazamiento sólo de la parte superior del estómago (fundus), pero no de la zona que conecta el esófago con el estómago (cardias). Es decir, que existe un saco herniario. El paciente refiere gastritis y en su analítica de sangre puede existir anemia ferropénica por las pérdidas hemáticas crónicas de dicha gastritis. Ademas, existen varias posibles complicaciones como un estrangulamiento del saco herniario (lo notaremos por una gran distensión a nivel gástrico del abdomen y náuseas pero sin posibilidad de vomitar). Por estos motivos,el tratamiento de elección será la cirugía con reducción, resección del saco, arreglo del hiato y técnica antirreflujo.
La hernia hiatal mixta, como su nombre indica es un combinación de las dos mencionadas anteriormente.
Deportistas: el riesgo de los suplementos vitamínicos sin control
Un joven se ejercita en un gimnasio (Foto: Julio Carlos)
MARÍA VALERIO
MADRID.- El número de deportistas que consume algún tipo de suplemento vitamínico para mejorar su rendimiento o fortalecer su estado de salud no está claro y las cifras oscilan entre el 40% y el 88%, según encuestas realizadas en EEUU. Sin embargo, una nueva investigación británica señala que muchas de estas personas no conocen la verdadera utilidad de estas sustancias y pueden poner en riesgo su salud con esta práctica.
Investigadores de una universidad británica especializada en medicina deportiva, dirigidos por Andrea Petròczi, han analizado una encuesta a 874 deportistas de más de 30 modalidades diferentes (tanto profesionales como aficionados) llevada a cabo en el Reino Unido sobre el consumo de sustancias. Aunque tres quintas partes de los encuestados consumía algún tipo de suplemento, las razones que argumentaban para su uso no siempre coincidían con la indicación real de estos productos.
El trabajo, publicado en las páginas de la revista ‘Nutrition Journal’, advierte de que este hábito puede tener consecuencias inesperadas, ya que algunos de estos complementos no están exentos de riesgos si se toman de manera inapropiada. Sobre todo a medida que aumenta la tendencia a combinar varios de ellos simultáneamente.
Una idea en la que coincide el doctor Francisco Miguel Tobal, especialista de la Escuela de Medicina de la Educación Física y el Deporte de la Universidad Complutense de Madrid. “El problema es que muchas de estas personas toman esto por su cuenta y riesgo, a dosis mayores de lo recomendado, por un tiempo prolongado y sin ningún control médico o especializado”, advierte. “Cuando la realidad es que en el 95% de los casos, con una dieta adecuada, no serían necesarios”.
Una encuesta de su escuela entre 120 deportistas de gimnasios madrileños observó que el 46% de ellos ingería ayudas ergogénicas, es decir, “sustancias legales para mejorar el rendimiento y que, a las dosis adecuadas, no deberían provocar problemas. Fundamentalmente vitaminas y minerales”.
Conocer antes de consumir
Como recuerdan los investigadores del estudio, sería necesario aumentar la educación de los deportistas y de los profesionales que se encuentran en los centros deportivos para que conozcan el uso más adecuado de los complementos vitamínicos. De hecho, según recuerdan, algunos trabajos previos han demostrado que los atletas que mejor conocen estos productos menos los toman.
“A menudo se prescriben o recomiendan estas ayudas porque nadie se ha molestado en preguntarle al deportista qué es lo que come, cuál es su dieta”, incide por su parte el doctor Tobal.
De la encuesta británica también se desprende que muy pocos contaban con asesoramiento médico para llevar a cabo estos ‘tratamientos’; pese a que la mayoría alegaba razones de salud para justificar su uso. “Esta incongruencia es preocupante”, advierte Petròczi, “porque parece que los atletas consumen estos remedios sin conocer los beneficios que pueden aportarles, ni sus posibles riesgos. Es decir, sin un plan coherente”.
Vitaminas que no son inocuas
El trabajo examinó, entre otros productos, el hierro, cuyos suplementos no deben tomarse sin control médico porque pueden tener efectos adversos en personas con enfermedades renales e intestinales, úlcera péptica, enteritis, colitis, pancreatitis o hepatitis. O el ginseng, que según los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, puede reducir los niveles de glucosa en sangre y que “debe tomarse con precaución en pacientes con diabetes, hipoglucemia o que toman sustancias que afectan el azúcar en la sangre”.
Otro de los suplementos es la equinacea, que según indica el Centro Nacional de Medicina Natural y Complementaria de EEUU podría provocar reacciones alérgicas en algunas personas y empeorar algunos casos de asma. Finalmente, y además de la mencionada vitamina C, el trabajo habla del magnesio que a través de las fuentes naturales ayuda a mantener la función muscular y nerviosa, pero que en forma de suplementos puede producir diarrea y calambres abdominales.
“Porque una cosa es lo que los deportistas dicen que toman y otra, las cantidades que consumen”, señala Tobal, “y ya estamos empezando a detectar en las consultas casos de hipervitaminosis o de alteraciones digestivas provocadas por el exceso de vitamina C, por ejemplo”. Si el nivel máximo recomendado para esta vitamina es de 1,5 gramos al día, algunos deportistas toman hasta 2-5 gramos diarios, asegura Tobal, que alerta de otros problemas de insuficiencia renal, reacciones alérgicas, subidas del colesterol…
“La gente normal ha adoptado estos hábitos de los deportistas de élite sin ningún control, porque todo el mundo habla de las bondades de los suplementos, que se pueden adquirir fácilmente en farmacias o por internet, pero nadie menciona sus efectos tóxicos”.
Fuente: El Mundo.es
Piramides para pacientes
“Esto es una pirámide y no la del Louvre” ha llamado asi a su post Rafa Bravo mostrandonos en su “información para pacientes” la nueva piramide alimenticia que aprovechamos en copiarle impunemente.