Pandemia de Panico


La OMS ha declarado la pandemia por la gripe A, y afirma que la misma durará 2 años por lo menos, aunque no dejan de aclarar en su comunicado que se trata de casos moderados. Tecnicamente la pandemia ya existe hace semanas, dado que habia afectado a varios continentes, y no sólo a América del Norte. Aún asi, la OMS se replanteó recategorizar los niveles de pandemia, y declararla no solo por lugares, sino también por gravedad. Por otro lado, en Argentina y en otros paises, resulta casi imposible diferenciar una virosis corriente, de una gripe “estacional”, de lo que es la gripe A. Sin embargo, las autoridades sanitarias de todos los paises, más por razones politicas y aún de lucro, declaran que no hay que alarmarse, a la vez que afirman que seguiran con la politica de cerrar colegios, y en algunos casos se ha propuesto que los estudiantes no viajen a Bariloche, que la gente no vaya a lugares donde haya reuniones y alta concentracion de gente, etc. En definitiva, una propuesta de aislamiento social, mucho más grave quizás que el propio virus que se pretende combatir. Más de uno ha planteado la racionalidad de estos argumentos en la rapida expansion que tiene la epidemia, sin tener en cuenta que justamente la rápida expansión es lo que denota también su levedad, ya que de haber sido una epidemia de gripe aviar con un 70% de mortalidad, los afectados mueren tan rapido que ni siquiera tienen tiempo de contagiar. Sin duda hay epidemia, sin duda hay pandemia, pero también hay consenso en que todas las medidas que se tomen no serán efectivas. La epidemia terminará cuando la OMS y los gobiernos, decidan dejar de alimentar a la prensa con informaciones de todo tipo. Hay en el mundo hoy 6.700 millones de personas, de las cuales 27.737 han enfermado, y muerto 141. Pero nadie declaró una epidemia aérea ante la caida de un avión que mató más gente, y dos aviones de la misma empresa y tipo, que tuvieron fallas en la semana. Frente a estas cifras, se estima que anualmente mueren en el mundo unas 500 mil personas por gripe “estacional”. Las autoridades debieran enojarse menos a la hora de las criticas y dedicarse a aplacar aún más la cantidad de información que estamos recibiendo y nos abruma. Parece que olvidan que mientras se están dedicando ingentes recursos a esta epidemia, la mortalidad por tuberculosis sigue aumentando, que tenemos más muertos por accidentes en las rutas que lo que esta epidemia pueda matar, que hay 3 millones de chagásicos, y que la epidemia de dengue no terminó por la buena actuación de los organismos de salud publica, sino porque estamos en invierno, y la primavera y el verano que viene nos deparan peores escenarios que los vividos. Tan sólo por dar algunos ejemplos. O decir simplemente que en Argentina mueren por año entre 2 y 3 mil personas por gripe “estacional”. Ciertamente, como antes expresé, la pandemia ya existia. Pero esto en los oidos de la gente que lo lee y lo escuche por la radio y lo vea por televisión, no hará más que agravar el colapso de los servicios sanitarios como se ha dado en Buenos Aires, y en los servicios de Emergencia. Quién esto escribe ha participado de una reunión sobre el tema no hace más de dos semanas en Sao Paulo, como consultor de la Organización Panamericana de la Salud. Quien esto escribe, tiene conflictos de intereses, ya que ejerzo la práctica privada y que mayor beneficio que tener mi consultorio lleno todo el dia, ya que cobro por paciente. Pero también, y justamente por mi conflicto de intereses, no puedo sumarme a la politica de terrorismo sanitario en el que parece haberse caido. Como médico de familia, y tal cual lo plantea mi especialidad, dice que debemos abogar por nuestros pacientes, y creo que es esto lo que estoy haciendo. Como epidemiologo me toca analizar datos y registros y creo estar haciendolo, más allá que no coincidan con las decisiones finales de las autoridades a las que reporto. Pero la obediencia debida ha dejado de existir en este pais hace tiempo. No sumar más pánico al que ya se ha creado, ocuparse del tema, pero no preocuparse. Y que nuestros pacientes sepan que estamos alertas, ante esta “pandemia”, u otras más graves, como el paludismo, el chagas, los problemas cardiovasculares, accidentes de tránsito, las muertes por falta de seguridad, …… Callar seria aceptar, y en este caso…el silencio no es salud, sino complicidad, ante una epidemia de lucro, que ha sido mediatizada y politizada.

Convocatoria: El Hambre es un crimen


Ni un Pibe Menos
 
El Hambre es un crimen. Hay que detenerla. Sí o sí. Porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros, faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes que asegure a nuestros hijos las oportunidades vitales para que puedan crecer con dignidad. Es imperativo terminar con un sistema económico -que en la mayoría de los casos- no da hijos sino hambre, que no da futuro sino Paco, que talla caricias olvidadas en cuerpos olvidados.

Niños hermosos nacen a la muerte, aunque ya todos sepamos que la infancia es el principal recurso natural no renovable de nuestro país, ya que la mayoría de las capacidades humanas quedan -de alguna manera- determinadas durante los primeros años de vida, cuando los niños están haciendo ahora mismo sus huesos, criando su sangre y ensayando sus sentidos.

La infancia es por lo tanto la gran oportunidad de la sociedad para mejorarse a sí misma en lo biológico, en lo cultural, en lo económico, incluso en lo político. La infancia es el terreno más fértil para sembrar inteligencia, trabajo, creatividad, justicia y democracia.

Sin embargo, los niños se nos mueren de hambre por decenas cada amanecer. Se nos mueren “acabaditos de nacer”, mientras los padres lloran por los días hermosos, cuando la vida era azul.

Sin una infancia sana, amasada y entera, es impensable una Argentina mejor. Porque un país que mutila a sus niños, es un país que se condena a sí mismo.

¿Cuánto tendrán que andar nuestros hijos pobres, para no morirse de hambre, como goteras vivas que desangra las estrellas? Entre dolores y silencios hay una calle por donde marchan los niños hacia una primavera que se domicilia en los extremos del viento borrando de los calendarios, la contribución de sangre a la acumulación capitalista.

Pero nuestros PIBES vencerán, porque son el golpe temible de un corazón no resuelto: Con ternura y airosos como alas.

Alberto Morlachetti
Coordinador Nacional

La Campaña 2008 contra el hambre inexplicable se ha de lanzar oficialmente el día 6 de Marzo en la ciudad de Rosario, en el Centro Cultural de La Toma, en calle Tucumán 1349, a las 20 hs. Días después, proseguirá en las distintas ciudades del país finalizando, meses después, con una Marcha Nacional, que atravesará territorios e imaginarios para terminar definitivamente con el hambre que nos avergüenza.

Invitamos a que hagan llegar su adhesión y compromiso, vía correo electrónico o postal, a chicosdelpueblo@pelotadetrapo.org.ar o a Uruguay 209 de Avellaneda, Código Postal 1870, Provincia de Buenos Aires.

Para más información y para envío de ADHESIONES:

E-mail:
chicosdelpueblo@pelotadetrapo.org.ar

Agencia de Noticias de Niñez y Juventud Pelota de Trapo: www.pelotadetrapo.org.ar

Teléfonos: (011) 4218-4502 / 4208-4341 / 15-5327-4170 / 15-3161-1754

Presentando otro blog: Salud Comunitaria


“Salud Comunitaria” nace en diciembre del año 2006, cuando después de seis años trabajando en programas de salud pública me reincorporo a la Atención Primaria.
“Salud Comunitaria” surge como un ejercicio personal para no perder contacto con ámbitos relacionados con la salud comunitaria, la salud pública o la promoción de la salud. Así mismo es un intento de recuperar y dejar disponible en la red diversos materiales recogidos a lo largo de esos seis años.

sobre el CV

Rafa Cofiño (Gijón, 1969). Licenciado en Medicina y Cirugía. Especialista en Medicina Familiar (¿y comunitaria?). Trabajé en programas de drogodependencias de 1998-2000 y en programas de salud pública de la Consejería de Salud del Principado de Asturias del 2000-2006. Durante este período coordiné el Programa de Atención a las Personas Afectadas por el VIH-SIDA en Asturias (PAVSA) y la sección de Programas de Prevención (programa de vacunas, tuberculosis, atención al déficit auditivo infantil, detección precoz del cáncer de mama y educación afectivo-sexual)
Actualmente trabajo como médico de familia en el Centro de Salud de La Felguera (Asturias).
Docente en diferentes cursos a lo largo de estos años.
Miembro del Grupo de Atención al Inmigrante de la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria (samfyc) y, muy recientemente, representante de la samfyc en el PACAP.
Hay otra reseña curricular mucho más interesante aquí.

Actualmente gestionando los siguientes blogs no sanitarios:

Contemporáneos.
Fútbol de Poetas.
El cielo desde Asturias.
Tepanahuori.
Antropobestia.
La ñoaranza de Artemio Rulán

El mito del progreso



W. SACHS (editor), Diccionario del desarrollo. Una guía del conocimiento como poder, PRATEC, Perú, 1996 (primera edición en inglés en 1992), 399 pp.

El mito del progreso ha impregnado profundamente a nuestras sociedad. Mientras los paises ricos propugnan esta idea, planteada por EEUU en 1949, no parece ser una realidad ni una solucion para los paises sumergidos.

Una nueva sociedad se encuentra inaugurando la era de la informacion, a la vez que sufriendo las consecuencias de una universalizacion de estas ideas, que devino en globalización. Otros aspiran a ser paises industriales, y varios paises de Africa apenas piden sobrevivir.

Este escrito fue hecho antes del 2001, un hito en donde el nuevo orden mundial se expreso violentamente tras el ataque del 11S. Nada mas funcional a ésta idea que aquel ataque. Pero las consecuencias del mismo lejos de repensar los modelos sociales, ha profundizado el mito del progreso, y aún lo ha subordinado a estrategias militares.

Con claridad, este capitulo, en un libro con multiples autores coordinado por Ivan Illich, se planteaba ya que pasaria si China decidiera entrar en la era industrial. Pues bien, lo hizo, al igual que la India. Y, cual profecia, mas de uno plantea hoy hipotesis de conflictos basada en la apropiacion de los recursos naturales que de por si estan agotados. Y el medio ambiente sigue siendo agredido a pesar de las señales que mostró en el año 2005. Chernobyl tras 25 años sigue provocando efectos que se ocultan, ya que gran parte de la Europa quedó contaminada por sus efectos, pero afirmar esto significa problemas para sus economias subsidiadas por el estado. Y oculta el hecho que el cofre en donde se encuentra el Reactor 4 , que habia sido calculado. El mismo progreso no ha alcanzado a todos por igual, y Paris se subleva con Franceses hijos de una migracion tras la guerra con Algeria, que piden tan solo ser reconocidos como Franceses que son, y los mismos estudiantes de la Sorbona protestaron contra modelos de exclusion social, como la flexibilizacion laboral que quiso imponerse, pero que será inevitable si el nuevo orden sigue presente. Vale entonces leer este capitulo de ese libro. Que elegi el de tecnologias.

Medio Ambiente 

Biomedicina, medicinas alternativas y eubiatría


Biomedicina, medicinas alternativas y eubiatría

Carlos Ponte Mittelbrunn

Rebelión

 

Índice:

  • La ruptura del paradigma biomédico
  • Invisibilidad y dogmatismo
  • Orígenes de la biologización.
  • Rasgos básicos del modelo biomédico
  • Biomedicina y derecho a la salud.
  • Medicinas alternativas.
  • Relativismo y medicinas alternativas.
  • Holismo y reduccionismo.
  • La huella del holísmo
  • Introducción a los sistemas biológicos.
  • Eubiatría: Cómo orientar la complejidad

Biomedicina, Medicinas Alternativas y Eubiatría “De la misma manera en que concluimos que no podíamos confiar las metas de la defensa nacional al complejo militar-industrial, estamos empezando a entender la inconveniencia de encomendar la medicina científica al complejo médico-industrial” Golub E.

La ruptura del paradigma biomédico

El diagnostico de crisis estructural de la Salud y la Medicina en el arranque del siglo XXI es un lugar común en todos los foros especializados (OMS, 2002) (IOM, 2007). Sin duda, un problema complejo del que se suelen dar explicaciones demasiado simples (aumento de las demandas sociales, envejecimiento, intervencionismo estatal, inadecuado uso de las tecnologías…) porque el origen de la crisis hay que buscarlo en el análisis de los determinantes de la salud y la enfermedad y en el rol de la medicina en la sociedad. Parece probable, además, que el carácter y la profunda dimensión de la crisis puedan abocar en un escenario – en el sentido epistemológico de Thomas Khun – de ruptura paradigmática. Kuhn sostiene que la historia de la ciencia transcurre a través de crisis o rupturas entre «paradigmas», modelos teóricos con una estructura de análisis y un lenguaje científico común que permiten hacer ciencia sin necesidad de estar discutiendo permanentemente los fundamentos de la investigación. Es decir, modelos conceptuales coherentes basados en supuestos y prácticas, que reconocen estructuras interpretativas, conforman la elaboración de teorías… (Kuhn, 1971)

El paradigma hegemónico de la salud y la atención a la salud en el mundo occidental es el denominado “Modelo Biomédico”, la construcción social que describe el tipo de respuesta de salud y de medicina que la sociedad desea y decide sostener y recibir. El modelo biomédico es, por tanto, laherramienta teórica y metodológica – y el instrumento ideológico – con que opera la medicina en el proceso salud-enfermedad-atención. Una aproximación al ámbito de la salud que se inscribe inevitablemente, como afirma Lesley Doyal, en el marco del liberalismo económico. (Doyal, 1979)

Podemos definir el Modelo Biomédico como un abordaje de la salud y la enfermedad desde el individualismo (en contraposición a colectividad) que entiende e interviene sobre el organismo humano como una maquinaria biológica que puede ser objeto de reparación, con una orientación fragmentaria que descontextualiza a la persona de su medio social y ecológico.Es decir, una concepción biologicista y reduccionista de la ciencia, y una dimensión individual y curativa que, por su propia naturaleza, margina tanto a las ciencias sociales como a la promoción, la prevención primaria y las políticas de salud pública.

Hay que reconocer, sin embargo, que en las sociedades occidentales, la Biomedicina, pese al sustancial incremento de las medicinas paralelas y alternativas, continua siendo la forma de atención con mayor vitalidad y desarrollo, como pone de manifiesto, por ejemplo, la escalada del consumo de medicamentos de la industria químico/ farmacéutica. También es cierto que, hasta la fecha, siempre se han encontrado “soluciones biomédicas” para asegurar una expansión, invariablemente centrada en la biologización (Menéndez, 2005). Por tanto, mas allá de sus conflictos, el biologicísmo mantiene expectativas de éxito con un crecimiento que se desarrolla a dos niveles: las actividades profesionales que se generan (número de profesionales, número camas de hospitalización, número de técnicas y procedimientos, fármacos, etc.) y, por otra parte, a la progresión inducida mediante los procesos de medicalización.

La “medicalización de la vida” consiste en traer cuestiones propias de la vida diaria al ámbito y la influencia de la medicina, en convertir en enfermedad o en problema de salud no solo episodios vitales, que forman parte de la vida cotidiana, sino también los conflictos derivados de las relaciones personales o sociales. La medicalización conlleva, además, una excesiva valoración de la salud o “salutismo”, como doctrina o militancia absoluta y esclavizante. Supone, por ejemplo, la “patologización” del cuerpo de la mujer, de la maternidad o del parto (que se transforma en un problema quirúrgico), de la menopausia, de la virilidad, del envejecimiento, de la infelicidad… La medicalización de la salud, una consecuencia directa de la globalización (la necesidad de expandir mercados), es un fenómeno muy relevante porque reside, en primer termino, en el control del cuerpo de las personas y, en primer lugar, de las mujeres que han sido el objeto preferente de la medicalización por la coexistencia del dominio patriarcal.

Pero, en paralelo a la expansión del paradigma, son cada día mas agudas las criticas al modelo biomédico, a su limitada efectividad sobre los problemas de salud, al incremento exponencial de los costes, a la exclusión de la prevención y promoción de la salud (las medidas que han probado mayor costo-efectividad en salud), a una relación que niega al paciente como sujeto o al ciudadano como protagonista de su propia salud, a la persistencia de graves problemas éticos… La medicina, pues, se encuentra hoy en una crisis de identidad respecto de su método y de sus objetivos, como expresa el conflicto de la racionalidad médica (Berlinguer, 1991). Si por un lado la medicina positivista muestra su hibris en la alta tecnología (trasplantes, inmuno-genética, imaginología …), por otro revela su némesis en la falibilidad médica, los límites de la tecnociencia o la inhabilitación del sujeto. Señales de agotamiento, indicativos de problemas crecientes e irresolubles desde el propio modelo biomédico, que hacen necesario aspirar a un nuevo marco conceptual de referencia y a una practica superadora de las limitaciones referidas, capaz de promover una sociedad menos medicalizada y mas saludable.

Invisibilidad y dogmatismo del paradigma

La inmensa mayoría de los médicos, y otros profesionales que trabajan en el ámbito de la biomedicina, están razonablemente satisfechos con las ideas establecidas, a menos que un problema especifico exija nuevos instrumentos conceptuales. Es decir, como se ha mencionado anteriormente, el paradigma medico lo conforman un conjunto heterogéneo de conocimientos, prácticas comunes, representaciones convenidas de la realidad, hipótesis de trabajo, etc. Esta miscelánea compleja es articulada a través de determinados supuestos que conforman el suelo desde donde se edifican los discursos de la ciencia medica, lo que Pierre Bourdieu ha denominado la “doxa académica”: las creencias fundamentales que ni siquiera necesitan afirmarse en forma de dogma explicito y consciente de sí mismo” (Bourdieu, 1999) que son aceptadas sin discusión mediante una “adhesión pre-reflexiva a los presupuestos tácitos del campo que es la verdadera censura, la más radical, la más invisible, la que todos admiten, la que está fuera de discusión, lo natural“. Este particular modo de racionalidad, que parecería más propio de las culturas no académicas, se encuentra sin embargo instalado en la dinámica de cualquier disciplina científica, como afirma Bourdieu: “Nada hay más dogmático paradójicamente que una doxa.”

En consecuencia, los fundamentos epistemológicos que conforman el modelo médico hegemónico que modula la práctica profesional, se transmiten insensiblemente de generación en generación y son recibidos y naturalizados de manera acrítica por los propios médicos, generando un “habitus científico” que se incorpora de manera inadvertida (nunca se aprende de manera consciente o deliberada) desde hace mas de 150 años de medicina científica. El “habito” se instala en la práctica profesional y promueve la reducción de la realidad al segmento que mejor se adapta a sus estrechos dominios. Se crea, de esta forma, una extensa zona de invisibilidad epistemológica recorta el campo de lo real y condena toda mirada foránea a la incomprensión, a la trivialización o a una sordera radical de los conceptos que no encajan (Bourdieu, 1999).

Los profesionales se sitúan en un universo acotado, con coordenadas preestablecidas y la imposibilidad de reconocer su propia doxosofía como base ineludible de su funcionamiento. Aunque, realmente, las raíces de este habito se encuentran diseminadas en la sociedad mediante un conjunto de representaciones que comparten el imaginario de la Comunidad. De este modo, los nuevos profesionales adoptan un estilo en su práctica y una modalidad de adquirir conocimiento que responden a una demanda social.

Por tanto, no son los hechos o los sucesos desnudos los que tienen que ser revisados o recalificados, sino el sistema de pensamiento que los hace circular como verdades sólidas y hasta cierto punto inevitables, excluyendo otras perspectivas. Si entendemos la epistemología como el análisis de los fundamentos del conocimiento (un termino que es sinónimo de gnoseología o de teoría del conocimiento, todos del ámbito de la filosofía) es latransformación de la perspectiva epistemológica la única que tiene capacidad para hacer otra lectura distinta de la realidad. Solo así se puede entender, por ejemplo, que la enfermedad es algo más que un fenómeno exclusivamente biológico, que se incorpore sistemáticamente su dimensión social, cultural y subjetiva o que los recursos terapéuticos queden exclusivamente limitados a la farmacología o a la intervención anatómica directa. Cuestiones que se originan en profundas razones epistemológicas.

Orígenes de la biologización

Galileo y Descartes son los grandes precedentes del Modelo Biomédico. Descartes en uno de sus textos de fisiología – “De homine” – y especialmente en su obra principal – “Discurso del Método” – formula las bases de la epistemología medica vigente. Descartes considera al cuerpo humano como una máquina susceptible de curación mediante el reemplazamiento o el tratamiento del órgano enfermo. Con esta orientación, la ciencia ha seguido una aproximación analítica de “divide y conquista”, asumiendo que los problemas complejos se pueden resolver dividiéndolos en muestras o unidades mas pequeñas y, por tanto, mas fáciles de manejar. De ahí que este abordaje “de reducir” se haya denominado “reduccionismo”. La ciencia medica ha aplicado el reduccionismo en el diagnostico, la prevención y el tratamiento de las enfermedades, y ha tenido tremendos éxitos pero también grandes limitaciones e insuficiencias (Ahn, 2006).

Visto en perspectiva histórica, en el siglo XIX las enfermedades infecciosas fueron las principales causantes de la mortalidad, si bien, en la medida en que fue mejorando la alimentación, la tasa de mortalidad fue en descenso. La práctica de la medicina en ese tiempo (Porter, 2004) todavía carecía de un método de investigación y de análisis que vinculase causa y efecto por lo que la responsabilidad de la salud estaba fuera de las personas, en creencias populares y religiosas (en manos de Dios). En las siguientes décadas dos hechos facilitaron la transformación de la medicina:

Primero, en la disponibilidad de un método científico basado en una epistemología común de causa efecto. Esta perspectiva epistemológica, clave en el modelo biomédico, no alcanza suficiente supremacía para constituirse en paradigma hasta los inicios del siglo XIX. Los trabajos de François Magendie, y posteriormente de su discípulo Claude Bernard fueron decisivos en la ruptura epistemológica con el pensamiento médico anterior y la desvinculación definitiva con toda la tradición hipocrático-galénica y el vitalismo. Es decir, en la historia de la medicina se desarrolla un nuevo paradigma: la medicina experimental, que ha recibido la denominación por parte de la escuela de Heidelberg, de “modelo biomédico” o “científico-natural” y cuyas raíces filosóficas corresponden a la visión cartesiana – newtoniana del mundo, que ha presidido el pensamiento científico de la historia occidental (Stagnaro, 2002). Una aproximación metodológica positivista y reduccionista de la realidad que hizo desaparecer a los médicos filósofos de antaño y que piensa en la enfermedad antes que en el paciente, en los síntomas antes que en las causas, en las causas individuales antes que en las sociales y en las enfermedades orgánicas antes que en los trastornos funcionales.

El estudio de las relaciones biológicas de causalidad ha tenido como punto de partida los postulados establecidos por Thomas Koch en la etiología de la tuberculosis y el ántrax, posteriormente generalizados al resto de las enfermedades. Los postulados se basaban en la afirmación inequívoca de causalidad, en que la causa fuera a la vez necesaria y suficiente (relación uni-causal y univoca) (Susser, 1996.) Ocurre, sin embargo, que incluso en la patología infecciosa, muchas enfermedades incumplen estos criterios, como ocurre con el Helicobacter pylori, la enfermedad meningocica, la amebiasis o los portadores crónicos asintomáticos de infecciones. De la idea de causa determinante, a través de Sir Austin Bradford Hill, se pasa a la noción de causa contributiva y de probabilidad. Bradford Hill, en 1955, propuso otras bases para superar las insuficiencias de los postulados de Koch, que rápidamente fueron aplaudidas y consensuadas por la comunidad científica internacional. Su primera aplicación exitosa fue probar la asociación causal entre el hábito de fumar y el cáncer de pulmón. Sin duda un gran avance, pero dentro de una estrategia neopositivista y lineal, carente de la necesaria perspectiva de “complejidad”. No se trata de negar la causalidad lineal pero es incuestionable que en la mayoría de las ocasiones la causalidad surge en un marco topológico de redes e interacciones no lineales.

Más allá de la Medicina, el fundamento epistemológico del paradigma científico es la experiencia, que una vez sometida a control y demostración, permite alcanzar la certeza (o medida de todo conocimiento). Con este supuesto se desarrollaron leyes y ecuaciones predictivas, deterministas y exactas, con la convicción de que todos los fenómenos naturales y las relaciones entre ellos, podían ser descritos por ecuaciones cuantitativas y lineales. En el caso de la Física, esta concepción determinista de causa efecto, entro irreversiblemente en crisis con el principio de incertidumbre de Heisenberg y la irrupción de la Física cuántica.

Y en segundo lugar, con el desarrollo de programas de Salud Pública que establecieron relaciones entre cuestiones ambientales (calidad del agua por ejemplo) y niveles de salud (higienismo público), que fue el origen de la epidemiología social y la principal contribución del marxismo en el ámbito de la salud, pero que, en ultima instancia, respondía a los mismos postulados epistemológicos. Aunque, en realidad, las políticas higienistas fueron muy efectivas para la salud / enfermedad, mucho más que la medicina asistencial, si bien esta ultima fue ganando en ascendencia hasta conseguir el monopolio de la medicina alopática sobre las instituciones de salud (con el informe Flexner – 1910 – como referencia fundamental). Una elección que probablemente se ha debido a razones políticas, sociales y económicas mas que a razones de salud ((Hansbrouck, 1996).

La irrupción en el siglo XX de las biotecnologías a través del extraordinario desarrollo de la investigación biológica y de las tecnologías provenientes de otros campos de la ciencia (física, matemáticas, química, informática…) ha sido determinante en la construcción del paradigma médico contemporáneo y en su desarrollo hegemónico (Peña, 2005). La propagación de la tecnología medica se inicia después de la primera Gran Guerra, y rápidamente se situó a la cabeza del crecimiento empresarial con la construcción de una gran industria biomédica regulada por los intereses del mercado, con beneficios con alto valor añadido. La tecnología de los trasplantes, las células madre o la terapia génica son los estandartes de este desarrollo biologicista y comercial que ha marginado otras cuestiones con indudable influencia sobre la salud: la contaminación ambiental, la calidad de vida del desarrollismo, el consumismo o la inseguridad social. Por tanto, la industria tecnológica sanitaria impulsa una dinámica política y económica muy poderosa, que frecuentemente entra en contradicción con el genuino significado de lo que es un servicio de salud.

Es indudable, no obstante, que el ámbito científico- técnico y el industrialismo no fueron los únicos factores del Modelo Biomédico. Otras causas de orden social, político y cultural también han contribuido poderosamente al proceso de biomedicalización:

  • El influjo de los cambios culturales como el individualismo o el consumismo.
  • El peso especifico de la industria farmacéutica y su capacidad de monopolizar (y sesgar) la investigación sanitaria y la formación continuada de los médicos.
  • El declive del Estado de Bienestar en los países centrales y su deterioro completo de lo poco que existía en los países periféricos, con la consiguiente aparición de recortes e insuficiencias en los presupuestos de salud y mayores espacios para el sector privado.
  • La mercantilización creciente de la medicina, entendida la salud como una mercancía (y no como un derecho y una inversión del Estado) y que, como ya se ha referido, tiene efectos convergentes y sinérgicos con la biomedicalización.

Rasgosdel modelo biomédico

La medicina heredera del pensamiento cartesiano ha promovido la escisión del sujeto, la distinción rígida entre lo objetivo y lo subjetivo, la ilusión de una aplicación neutral y objetiva, desprovista de historicidad y modulaciones culturales, que hace posible el mito de la objetividad total, pura e incontaminada. En este modelo biomédico hegemónico se han analizado múltiples rasgos estructurales, entre ellos el biologicismo, la a-sociabilidad, la a-historicidad, el a-culturalismo, el individualismo, la orientación curativa y pragmática, la relación asimétrica y subordinada médico / paciente, la exclusión del saber del paciente, la profesionalización formalizada, la identificación ideológica con la racionalidad científica, la mercantilización de la salud /enfermedad, la tendencia a la medicalización de los problemas, la tendencia a la escisión entre teoría y práctica… Hasta treinta características han sido descritas (Menéndez, 2005) en este modelo positivista, cuyo máximo exponente es el ya reseñado “Informe Flexner”, que ha guiado todo el desarrollo ulterior de la medicina académica occidental en la investigación, la enseñanza y la asistencia. Los rasgos fundamentales del modelo biomédico son los siguientes:

1. Biologismo y reduccionismo. Sin duda los rasgos estructurales dominantes de la biomedicina, no solo a nivel ideológico / técnico sino también porque constituyen el fundamento científico del diagnóstico y del tratamiento. El biologismo opera con la confianza absoluta de que sus presupuestos se corresponden con la realidad, a pesar de que la ciencia medica asienta sobre hallazgos de un numero relativamente reducido de casos y es común que muchos resultados sean contradictorios. Por ejemplo, un reciente meta-análisis en pacientes de UCI, concluía que la infusión de albúmina aumentaba la mortalidad el 4% con respecto a las soluciones de cristaloides (lo que supuso la exclusión de esta molécula de la practica clínica), pero un estudio posterior, más amplio, no observaba diferencias, incluso la albúmina mostraba mejores resultados en pacientes sépticos aunque peores en traumatismos cráneo-encefálicos… (Singer, 2005) Es decir, la experimentación biológica tiene serias limitaciones, en buena medida porque los estudios se apoyan en un numero reducido de observaciones y por la descontextualización del conocimiento medico.

Un factor biológico único que contempla el organismo como una colección de componentes que se aíslan individualmente para observar su comportamiento, igual que un mecánico con un coche averiado. La enfermedad se trata identificando el componente individual averiado: para la infección, el agente patógeno; para el cáncer, el tumor; para la hemorragia digestiva, el vaso que esta sangrando… Esta es la practica medica actual que asume que la información de una parte individual atomizada es suficiente para explicar el todo. Pero hay circunstancias en que la interacción compleja entre las partes no se puede predecir por la investigación exclusiva de las partes. Este es el denominador común de los fracasos de la medicina actual (Peña, 2002). La dimensión biológica es, asimismo, el núcleo de la formación profesional del médico. El aprendizaje se basa en contenidos biológicos, excluyendo otros factores. Lo mismo ocurre con la investigación (los avances de la genética ha reforzado aún mas esta tendencia).

En su aplicación practica, la tendencia biologista explica la prioridad de la atención clínica y hospitalaria, la orientación individualizada o la subordinación de la salud pública a la figura del médico sanitarista, el principal agente de salud, incluso en un marco socioeconómico en el que el estado de bienestar social es el principal proveedor de las políticas públicas de salud. El biologismo es también el criterio fundamental de diferenciación con las otras formas de atención, y aunque en algunas cuestiones puede tomar en consideración aspectos psicológicos y sociales, la tendencia es a subordinarlos o excluirlos en relación con la dimensión biológica.

Algunos sesgos reduccionistas de la practica medica son evidentes. Por ejemplo, el enfoque de la homeostasis, popularizado por W. Cannon, que ha supuesto uno de los mayores avances teóricos de la Medicina: el principio de preservar la estabilidad y la constancia como respuesta ante cualquier agresión, lo que ha llevado incluso a modificar el concepto de enfermedad que paso a definirse como un fallo de los mecanismos de la homeostasis. Pero este principio se ha visto afectado por la visión reduccionista de devolver los parámetros desviados a su rango normal (hipotiroidismo, diabetes, hipokaliemia…), por la afirmación simplista de la “normalidad”, por una dimensión estática de la realidad…

Sin embargo, existen pruebas de que restaurar a sus valores normales un parámetro desviado puede ser perjudicial para el sistema en su conjunto(Ahn, 2005), como ocurre con la corrección de los niveles bajos de calcio plasmático en el paciente critico o reducir la hipertensión arterial en las primeras horas de un accidente cerebro-vascular. Por tanto, llevar un parámetro a la “normalidad” puede ser perjudicial para el sistema global, desconsiderando la estabilidad dinámica que muchas veces tiene un comportamiento oscilatorio (como ocurre con los ritmos circadianos) o caótico (como ocurre con las variaciones del ritmo cardiaco.) De donde se deduce que en el modelo de homeostasis es imprescindible incluir la complejidad de los estados dinámicos, de lo contrario, los efectos de los tratamientos pueden no ser efectivos, incluso deletéreos. Continue reading Biomedicina, medicinas alternativas y eubiatría

Desarrollo social y salud


Con éste titulo el Diario Clarin convocó con motivo del bicentenario a distintas personas que trabajan en el sector de la salud.
Más allá de centralizarse en los aspectos referidos a lo que hemos dado en llamar Sistemas de Enfermedad. Es claro que nuevas discusiones son necesarias, no sólo aquí, sino en todo el mundo.
El aumento de la expectativa de vida suele adjudicarsele a los avances en la ciencia médica. La que por cierto de ciencia tiene poco si leemos los escritos de Sackett o el mismo Ivan Illich en su Némesis Médica. O el modo en que se inventan enfermedades de manera constante.
Marc Lalonde caracterizó a la salud como integrada por diferentes componentes.
Los sistemas de Salud (y para ser mas estrictos: los sistemas de enfermedad), sólo dan cuenta del 11% de la mortalidad general, y sin embargo se gasta en ella el 88% de los recursos. El medio ambiente, y los determinantes sociales de la salud, ocupan tan sólo un 2% del presupuesto, y dan cuenta del 42% de las muertes.
Sistemas de Enfermedad que llegan incluso a inventar enfermedades, porque lo que alguna vez fue el acceso a la salud, se ha transformado en el mercado de la salud. Al igual que el hambre y la alimentación no son temas para los grandes organismos multilaterales, donde por ejemplo, para la Organización Mundial de Comercio el problema no es el hambre, sino como fiscalizar los mercados agrícolas, industriales o de servicios.

Medicos y habitantes


Fuente: Primum Non Nocere

Mientras discutimos la cantidad de personas que debiera tener cada medico, otro dato mas interesante y relevante me parece que es necesario tener en cuenta. Nos preocupamos por la calidad de nuestra atencion, y eso es valorable, pero no es acaso nuestra especialidad una que no intenta reformar al sistema sino revolucionarlo?
Si es asi, entonces no solo importa la cantidad de habitantes por medico, sino tambien ver la cantidad de medicos por habitantes, con lo cual veremos la disparidad y las diferencias que existe en muchos lugares para acceder a un medico.
En un analisis mas profundos, quizas hasta pudieramos ver que en muchos lugares esta misma relacion no asegura que a mayor oferta medica mas salud, como asi tambien que a menor numero de pacientes mayor calidad.
Quizas este mapa ayude a ver lo que pasa en el mundo: